El Señor Janusz Kotaríski, Embajador de la República de Polonia ante la Santa Sede, sostuvo un cordial encuentro con el Compañero Francisco Javier Bautista Lara, Embajador de Nicaragua, en el local de la Delegación Diplomática ubicada en un antiguo edificio de la Via dei Delfini, próximo al Vaticano, donde, a mediados del Siglo XVI, pasaron los fundadores de la Compañía de Jesús, San Ignacio de Loyola y San Francisco Javier.
El Señor Kotaríski, Historiador, Maestro y Diplomático, se refirió a la tradición y práctica católica mayoritaria en su País, en donde nació el Papa San Juan Pablo II quien cultivó especial aprecio por América Latina, al que llamó el Continente de la Esperanza. Bautista refirió que en Managua se inauguró en 2016 un museo que recuerda las dos visitas de Su Santidad al País Centroamericano, cuya población Católica, aunque decreciente, es cercana al 50% de la población y casi 40% son cristianos de diversas denominaciones. Nicaragua conserva una larga tradición mariana y franciscana, manifestada en la Devoción Popular y en la Cultura.
Se refirieron a la Literatura latinoamericana, particularmente a los autores Paz, Poniatowska, Asturias, García Márquez, Borges y Rubén Darío, de este último, se han conocido algunos poemas traducidos al polaco.
Bautista compartió sobre la grave situación generada en Centroamérica por el impacto en el Caribe nicaragüense de dos potentes huracanes, el Iota y el Eta, cuyas consecuencias humanas y materiales obligan a la solidaridad, la responsabilidad y la Justicia Climática. Los daños y riesgos para Centroamérica son crecientes. Compartieron la necesidad de que todos los Países, principalmente los más poderosos, asuman los Acuerdos de París, el Protocolo de Kioto, las conferencias de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Kotaríski reafirmó la posición de Polonia frente a estos problemas que afectan a la Casa Común.
Los Diplomáticos coincidieron con el mensaje de Esperanza y Paz expresado en las Encíclicas Laudato si y Fratelli tutti por Su Santidad, las dificultades del necesario diálogo interreligioso frente a posiciones extremistas de algunos grupos, y la obligación compartida de promover relaciones de respeto y convivencia entre todas las naciones del mundo.