Barricada

Un nicaragüense en Moscú: A 62 años del histórico viaje del Comandante Carlos Fonseca

El primero de agosto de 1957 un joven flaco y de lentes abordaba un avión para emprender un largo viaje que nunca hubiese imaginado posible. Su destino era Moscú, en Rusia y aquel joven era Carlos Fonseca Amador.

El Comandante Carlos Fonseca Amador estaba saliendo de Costa Rica como delegado a la URSS para asistir al VI Festival de la Juventud y los Estudiantes por la Paz y la Amistad, que se celebraría en Moscú, y al VI Congreso de la Federación Mundial de la Juventud Democrática, en Kiev, en verano del 57.

En Nicaragua había aprobado exitosamente su primer año de Derecho, tras haber salido de su primera experiencia en la cárcel somocista el año anterior (del septiembre al noviembre de 1956).

Durante su viaje en Rusia, visitó museos, fábricas e institutos. De ahí viajó a Leipzig, en la República Democrática Alemana, para participar del Congreso de Estudiantes por la Paz y la Amistad y  conoció Berlín Oriental. Luego en octubre regresó a Moscú. Se trasladó a Leningrado, para visitar fincas y fábricas, teatros y escuelas.

Tras un largo viaje de regreso, a mediados de diciembre regresó a Nicaragua. Detenido en el aeropuerto, fue encarcelado y torturado.  Al salir de la cárcel, en 1958, escribió «Un Nicaragüense en Moscú” donde recogió sus experiencias en este país.

Leyéndolo, el lector se da cuenta que el joven Carlos Fonseca tenía como propósito describir la Rusia que había conocido, tan distinta a la realidad distorsionada que la prensa internacional capitalista daba a conocer al público, tanto norteamericano como latino.

Estas líneas iniciales del libro suenan extremadamente actuales, en un contexto en el cual los medios de comunicación  siguen ofreciendo al público internacional relatos manipulados acerca de los países que no se someten a los intereses foráneos.

La permanente campaña anticomunista que empapaba prensa, libros, películas y los otros productos de la industria cultural estadounidense calaba en el imaginario colectivo de los pueblos que vivían “al otro lado de la cortina de hierro”.  Así como hoy, la misma industria cultural sigue estigmatizando todos los países progresistas que defienden su soberanía e independencia de las miras imperiales (Nicaragua, Venezuela, Cuba y Nicaragua, sólo para hablar de la región latinoamericana).

En ese entonces, la guerra fría y el clima de tensión entre Estados Unidos y Unión Soviética, generaba preocupación en los pueblos. Los recuerdos de la II Guerra Mundial eran recientes, así como los devastadores efectos de las bombas atómicas lanzadas por EEUU sobre Japón en agosto de 1945. La amenaza atómica impulsaba los movimientos juveniles a clamar por la paz. El joven Carlos Fonseca, también se sumó a esta demanda de los jóvenes socialistas y comunistas reunidos en Rusia y Alemania Oriental aquel verano del ´57.

62 años después del viaje a Rusia del Comandante Carlos, Barricada Historia propone a sus lectores las primeras páginas de ese libro, en su edición de 1980: esperamos que encuentren esta lectura de su interés.

Carlos Fonseca Amador, Un nicaragüense en Moscú

Secretaría Nacional de Propaganda y Educación Política FSLN, Managua, 1980

Con la publicación de «UN NICARAGUENSE EN MOSCU», del Comandante en Jefe de la Revolución Carlos Fonseca Amador, la Secretaría Nacional de Propaganda y Educación Política del FSLN divulga un capítulo importante de la biografía del fundador del FSLN y resalta las cualidades del observador directo que, de forma ágil y amena, sabe contar los aspectos más profundos de la sociedad soviética que conoció.

Secretaría Nacional de Propaganda y Educación Política FSLN

Managua, 1980

Año de la Alfabetización

Unas palabras al lector (pp.7-11)

Quiero decir, cuál fue el motivo que me impulsó a escribir este  librito.

Una mañana visité una escuela de niños en Moscú. Entonces, ya había pasado el verano del Festival en Agosto, y mi piel tropical temblaba con el otoñal viento de Octubre.

Un grupo de muchachitos con flores nos recibieron. Cuando entramos a la escuela, le expresé a mi intérprete mis deseos de conversar durante un rato con cualquiera de los niños.

—Vladimiro —contestó, cuando le pregunté su nombre a un niño de suéter verde.

—Yo soy de Nicaragua, América Central— le dije.

—¿Es cierto que en América Latina, la mayor parte de los niños no puede ir a la escuela? —interrogó bien serio Vladimiro, que tenía como unos trece años.

—Sí, es cierto. Allá hacen falla escuelas para miles de niños —respondí.

—En la Unión Soviética todos los niños podemos ir a la escuela. Pero cuando en Rusia mandaban los zares, a nosotros nos ocurría igual que a Uds. ahora.

—Así he sabido —le dije al niño.

-Mire Ud. – continuó  diciéndome—   nosotros creemos que existe el peligro de que estalle una guerra entre los Estados Unidos y nuestra Unión Soviética. Si esa guerra estallara, sería horrible lo que pasaría. Porque se emplearían bombas atómicas. Si estallara una guerra entre los Estados Unidos y la Unión Soviética, podría desaparecer el mundo. Sería el fin del mundo. Yo mismo perecería y no podría llegar a ser ingeniero. Yo quiero ser ingeniero. Mi maestra Kiora dice que en América no saben el adelanto que hemos alcanzado. Y que la gente cree en

América, que los niños soviéticos no bebemos leche y que nuestro gobierno gasta casi todo el dinero fabricando armas. Ud. puede mirar que son calumnias todas’ esas afirmaciones. Aquí nadie quiere guerra. Tal vez Ud. relate en Nicaragua que no es cierto lo que nuestros enemigos cuentan de nuestro país. Cuente cómo vivimos. Yo quiero que haya Paz. No quiero que me mate una bomba atómica: Yo quiero ser ingeniero, construir rascacielos y carreteras. Aquí nadie quiere guerra. Mi tío Pavel murió cuando los fascistas invadieron nuestro país. Mi mamá me cuenta que esa guerra fue contra la voluntad de los soviéticos. Cuando regrese, cuente Ud. cómo vivimos. Nosotros creemos que eso hará más posible la Paz.

Parecía  un adulto el pequeño Vladimiro hablando  de la Paz. También los adultos me parecían niños cuando de Paz me hablaban. En realidad, todos nos parecemos a todos, cuando hablamos de Paz.

—Da, da, da. Contaré la vida de Uds. y haré cuanto pueda para que haya Paz —respondí.

Al escribir este folleto, no hice más que satisfacer los deseos del niño soviético Vladimiro, que son también los deseos de millones de muchachitos soviéticos.

Se me hará sumamente difícil enviarle al niño Vladimiro un ejemplar de este folleto. Cuando yo venía de regreso traía su dirección escrita, pero cuando me echaron preso en Managua. Las autoridades militares me quitaron hasta el más insignificante papelito que traía, incluyendo el que contenía la dirección de Vladimiro.

Sin embargo, mi mayor anhelo es que llegue hasta él y hasta todos la Paz Mundial.

Este folleto tiene la intención de dar a conocer la vida de Rusia. El mundo necesita urgentemente que haya Paz entre Estados Unidos y Rusia. Eso lo comprende hasta cualquier niño. Y todos los hombres y jóvenes de la tierra, debemos saber que la Paz es posible, que la guerra entre esas dos grandes potencias se puede evitar. Y conociendo los adelantos y progresos de Rusia, estaremos mejor dispuestos los nicaragüenses, y los americanos en general, a contribuir para que aumente la mistad entre los Estados Unidos y Rusia.

Manolo Cuadra me dijo en Corta Rica:

«Es absolutamente imposible ser de buena fe y no reconocer la obra gigantesca que los comunistas han hecho en Rusia».

«Yo tengo suficiente corazón para comprender la falsedad de esa tiranía que los propagandistas pintan en Rusia».

«No soy loco para creer que el pueblo ruso, tan numeroso y tan antiguo, haya soportado 40 años de tiranía».

«Si los comunistas han gobernado 40 años en Rusia, quiere decir que no han oprimido 40 años al pueblo».

En Nicaragua, en Estados Unidos, en toda América, generalmente no se tiene ni una idea de la realidad rusa.

Véase el siguiente ejemplo. Cuando yo regresaba de la Unión Soviética, pasé por Montreal, Canadá. Allí encontré una muchacha que habla cinco idiomas trabajando en la Compañía de Aviación KLM. Muchacha con una cultura superior a la de una muchacha corriente. Se me ocurrió saber cuál era la opinión que ella tenía sobre Rusia. Ella ignoraba que yo venía de Moscú.

—¿Por qué los rusos habrán producido los sputniks antes que los Estados Unidos? —le pregunté.

–¡Ah! —contestó– Es que en Rusia, según cuentan, a los estudiantes les dice el gobierno: «O estudia, o lo matamos». Por eso, los jóvenes, para que no los maten, estudian bastante y la ciencia rusa adelanta.

Si los muchachos rusos supieran la contestación que esa muchacha canadiense me dio, se morirían de risa. Pero, sin embargo, ella contestaba lo que creía, lo que había mirado en la propaganda calumniosa.

Después le dije a la muchacha: —¿Ud. no conoce canadienses que hayan ido a Rusia?

Y me contestó: —No. No conozco. Aunque he leído en los periódicos, que unos músicos canadienses andan haciendo una gira por Rusia.

Enseguida le dije a la muchacha: —¿Y antes no habían ido canadienses a Rusia?

—Pues no —me contestó. No han ido. Ni mucho menos músicos. Hasta ahora es que pueden ir músicos a Rusia, ya que hace cinco años era prohibido cantar en ese país.

También se morirían de risa los rusos, sabiendo la opinión que esta muchacha tiene sobre el destino que el canto y la música han tenido en la Unión Soviética con el comunismo. La pobre muchacha a que me refiero, no se ha dado cuenta que la Unión Soviética es el país del mundo que tiene más músicos.

Que no se crea en ningún momento, que al dar a conocer el progreso de Rusia, pretendo decir al pueblo de Nicaragua que la abolición de la propiedad privada sobre los medios de producción, sea el camino que debemos escoger en este momento, para solucionar los numerosos problemas que nos atormentan.

Ni por un instante puede ser esa mi intención.

Yo creo que en las actuales condiciones históricas en que vivimos los nicaragüenses, la propiedad privada tiene que desempeñar un papel de primera importancia en el progreso de nuestro país.

La única intención que este folleto tiene, es la de dar a conocer la realidad que yo presencié en la Unión Soviética. Advirtiendo al mismo tiempo que visité los lugares que se me antojaron. Se han escrito tantas cosas contra Rusia, que ya los que manejan este país, no sienten el menor espanto de que saliendo el visitante de la Unión Soviética,cuente las peores cosas. Por ese motivo, entre otros, los rusos muestran la realidad desnuda.

Los comunistas tienen 40 años de gobernar la Unión Soviética. Y durante 18 de los 40, el país ha sufrido guerra: primero la intervención, después la invasión. Lo cual quiere decir, que los últimos 40 años no ha sido posible utilizarlos totalmente en el progreso del país, ya que han tenido que invertirse inmensas energías reconstruyendo lo destruido.

La intención de mi folleto es poner un grano nicaragüense en la edificación de la Paz Mundial. Deseo estimular la solución pacífica de los conflictos que surgieran entre las grandes potencias. Deseo contribuir a la coexistencia pacífica de las grandes potencias con diferentes sistemas sociales.

Que nadie esté creyendo que, desapareciendo la guerra fría o sea el peligro de la caliente guerra atómica, estará desapareciendo la oportunidad en que el hombre manifieste su valentía y su arrojo. Nada de eso.

El hombre ha de continuar en cada nación  su lucha por una vida mejor, por un aumento del bienestar. El obrero ha de continuar en cada país- en  Rusia, en Estados Unidos, en Honduras, en todo el mundo— aspirando a un salario mejor y utilizando los medios propicios para lograrlo. El estudiante ha de continuar buscando el camino para mejorar el desarrollo de la cultura. El campesino, aunque la guerra fría termine, ha de anhelar la solución de la injusta desigualdad que hasta hoy ha sufrido con respecto al hombre de la ciudad. El fin del peligro de la guerra atómica, significa el fin del empleo de las más altas cualidades humanas por los intereses egoístas más gigantescos.

Los nicaragüenses siempre hemos de continuar nuestra lucha por la liberación económica y política de nuestra Patria.

Yo tuve la honra de ser invitado por la Federación Mundial de la Juventud Democrática (FMJD) y por la Unión Internacional de Estudiantes (UIE) para asistir al Sexto Festival Mundial de la Juventud y de los Estudiantes por la Paz y la Amistad, celebrado, en Moscú. Por la FMJD para asistir al Cuarto Congreso Mundial de la Juventud en Kiev. Por la Federación Sindical Mundial (FSM) para asistir al Cuarto Congteso Sindical Mundial, celebrado en Leipzig, Alemania. Por el Consejo Cen- tral de Sindicatos Soviéticos para asistir a la Unión Soviética. Agradezco profundamente a las organizaciones mencionadas la honra que me concedieron, dándome la oportunidad de conocer la vida del pueble en varios países socialistas.

El desarrollo de los eventos citados está expuesto en este folleto.

Que haya Paz y Progreso en la Humanidad es mi más ardiente deseo.

CARLOS FONSECA AMADOR