Por: Moisés Absalón Pastora.
No pocas veces hemos tenido tiempos malos en Nicaragua, pero ninguno de esos tiempos se estacionó permanentemente y de cada uno de ellos fuimos capaces de aprender y sobre todo de enmendar para no repetir. Los que no lo hicieron así se condenaron irremisiblemente al fracaso o a la exclusión porque al final la naturaleza humana margina la torpeza, castiga la necedad y la insensatez.
Desde otra forma de ver las cosas habiendo sufrido tanto los nicaragüenses a lo largo de nuestra historia, marcada por tantas tristezas que al final fueron las que nos maduraron en la sabiduría, aprendimos a no seguir perdiendo el tiempo, a apartarnos y apartar a esos que viven en guerra con ellos mismos, en su propio infierno, en esa maldad que es solo propia de infelices, frustrados, mediocres y envidiosos que nunca supieron lo que es la vida y menos lo que es vivir ni por ellos mismos porque su hacienda es fastidiar la vida de los demás.
Uno de estos días de este entrante mes de enero de 2024 que estamos estrenando disfruté de una alocución de la Vicepresidente Rosario Murillo Zambrana que refería a “los terroristas sin patria” para plantearnos el verbo y la esencia del cristianismo y recordarnos que Jesús de Nazaret nunca nos dijo “Destrúyanse los unos a los otros”, “Ódiense los unos a los otros” y si esto es así no podemos, de ninguna manera, reconocer ningún discurso de odio, que cargado de infinita crueldad, tiene por origen demonios que se proclaman protegidos o representantes de Dios.
Por supuesto que los “terroristas sin patria” en su caracterizada actitud de dar coces contra el aguijón, de nadar contra corriente o ser conspicuos del cinismo dirán que los que odiamos somos nosotros, los nicaragüenses que tenemos patria, pero esos que estamos aquí no fuimos los que asesinamos policías, ni torturamos, ni quemamos instituciones, ni trancamos al país, ni destruimos centros de salud, ni universidades, ni clínicas, ni saqueamos alcaldías, tampoco nos trajimos en su momento la economía al suelo para ejecutar un golpe de estado financiado por el imperio.
Todos los seres humanos nacimos con el libre albedrio que nos concedió Dios y si los nicaragüenses, hablo de la inmensa mayoría, hubiésemos querido que Daniel Ortega, Rosario Murillo y el Frente Sandinista de Liberación Nacional cayeran del poder en aquel criminal 2018 se hubieran caído, pero sucede que en nuestro libre albedrío, el mismo que también tuvo el ahora “terrorista sin patria” nosotros, contrario a los que seguirán hablando boberías desde afuera, decidimos por la paz de Dios, decidimos por la verdad, decidimos por el bien común, decidimos por la vida, decidimos por el amor, decidimos por seguir creciendo, por seguir desarrollándonos y por seguir construyendo esta nación que es de quienes la amamos porque es de todos aquellos que nos sentimos orgullosos de ser nicaragüenses y de ahí que el camino sea para nosotros el del bien, el del cariño y el de la solidaridad y no la maldad, la grosería, la crueldad y la destrucción que se vuelve más condenable e imperdonable cuando se ejecuta para congraciarse con el enemigo de la patria, con aquel que les ofreció un poder inmerecido que jamás tendrían por elecciones y que pretendieron asaltar solo para el beneficio personal de una pacotilla de delincuentes.
La vicepresidenta Rosario Murillo refiere que el libre albedrio es una ley universal que nos envuelve a todos en la determinación personal de escoger los caminos por los que andamos dando y recibiendo y de ahí que si damos mal no podemos recibir bien porque uno cosecha lo que siembra y así si ofreces vientos recibirás tempestades y si lanzas piedras no esperes caramelos porque toda acción genera una reacción y por eso mientras los “terroristas sin patria” siembran violencia, lo que los condena a vivir en el infierno que habitan, nosotros aquí en Nicaragua, nuestra patria, cosechamos paz porque hemos hecho de la tierra un campo fértil para la vida y no un depósito mortuorico destinado a ser un cementerio.
¿Tenemos interés en hacer el bien? Sí, pero sin mirar a quien y sin pretender retribuciones porque la bendición que viene de regreso llega de cualquier parte y de todas partes porque lo que nos retorna es un efecto originado en el espíritu sensato y sensible de encontrar en la solidaridad humana y en el bien común la salida a nuestro gran problema que es la pobreza a la que otra vez la perversidad nos pretendió llevar en el 2018.
Fuimos golpeados una y otra vez por el ahora “terrorista sin patria” y entonces cuando después de poner una y otra vez la mejía, setecientas veces mil, lo que fue una muestra extrema e inmaculada de tolerancia y paciencia como dice la vicepresidenta les llegó las amargas porque una inmensa mayoría no podía seguir secuestrada por una ínfima minoría de indeseables que claramente pretendían la destrucción del país y que por supuesto no les debería extrañar que pasen por lo que hoy están pasando porque no fueron capaces de entender que de la misma manera que el bien se paga con el bien y el amor con el amor, de la misma manera, el odio, la crueldad, la mala voluntad también tienen que pagar, primero por la ley de una nación que no tiene espacios para el caos, la anarquía o la sedición y por las ley divina que escrita por la mano de Dios te dice; “AMARAS A DIOS POR ENCIMA DE TODAS LAS COSAS” y ellos decidieron amar al diablo; “NO TOMARÁS EL NOMBRE DE DIOS EN VANO” y aquí hubieron sotanudos que en su nombre bendijeron el crimen; “SANTIFICARAS LAS FIESTAS”, pero aquí el terrorista sin patria hizo una orgía de sangre para celebrar sus pretensiones de asaltar el poder.
La ley de Dios dice; “HONRARÁS A TU PADRE Y A TU MADRE” y aquí los bárbaros deshonraron a sus progenitores y principalmente a la tierra que por equivocación los vio nacer; “NO MATARAS” y nos asesinaron y nos desaparecieron; “NO COMETERÁS ACTOS IMPUROS” y muchos de los que se pusieron al frente lo hicieron para imponer a posteriori leyes anti naturas para legalizar la inmoralidad; “NO ROBARAS” y saquearon y robaron todo lo que quisieron; “NO DARÁS FALSO TESTIMONIO NI MENTIRÁS” y ellos ofendieron a la verdad, maquinaron para imponer una mentira que nada tiene que ver con nuestra realidad; “NO CONSENTIRÁS PENSAMIENTOS NI DESEOS IMPUROS”, pero ellos fueron concupiscentes atraídos por el apetito desordenado de los placeres deshonestos el de ellos con ellos y ellas con ellas en plaza pública; “NO CODICIARÁS LOS BIENES AJENOS”, pero ellos codiciaron todo y no solo la mujer del prójimo, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su asno, sino que además hasta la vida de quienes no pensábamos igual que ellos a los que como Bismark Martinez tuvieron por pecado cargar orgullosamente en su cartera un carnet de sandinista.
Un refresco de lo que somos y de lo que representa nuestra identidad cristiana es que siempre nos amparamos ante Dios y como recuerda la Vicepresidenta, desde lo que es nuestra tradición familiar siempre decimos vivir de acuerdo a la voluntad de Dios y cualquier deseo lo coronamos con un “si Dios quiere” o “si Dios lo permite” porque si efectivamente la vida es nacer hoy y morir mañana y no sabemos si en el siguiente minuto en nuestra sanidad pasamos a otro plano de vida, pues lo íntimo y nacido del alma es ponernos en las manos siempre del Creador porque esa voluntad es solo de Dios vivir, caminar, avanzar.
Al “terrorista sin patria” le molesta, le estalla en los oídos, escuchar que los que estamos de este lado de la historia, construyendo Nicaragua, invoquemos o nos encomendemos siempre a Dios porque en su conspicua ignorancia considera que la izquierda está reñida con el cristianismo y es imposible para el entender que el más grande revolucionario y luchador social del planeta es Jesús de Nazaret, el Dios hecho hombre que nos habló de la paz, del amor, de la fraternidad, de la solidaridad que tenemos aquí.
Es claro que ya hemos avanzado sobre aquellos eventos trágicos y sangrientos del 2018, lo que no significa que se puedan olvidar, pero ir hacia delante, vencer a las serpientes que el imperio nos ha lanzado en el camino, decidir no ver atrás para no cometer el error de no identificar quien te podía meter el puñal, a pesar de tenerlo descaradamente en las manos, demuestra solo, como lo dice la segunda al mando, cómo estamos de fortalecidos en fe, conciencia y esperanza, y cómo estamos bendecidos y guiados por la mano del omnipotente, que es el único que puede decidir.
Pensar que Dios está con nosotros o que está con uno lo hacen lo más perversos que se persignan para matar o asaltar a su próximo, pero es solo un decir. Tenerlo es otra cosa, es obrar en silencio, es hacer sin prometer, es construir, es desarrollar, es ser la solución de un propósito anhelado por las mayorías y el que es malo, que por maldad piensa y actúa, no puede ofrecer su corazón como habitación de Dios aunque vaya a misa, al culto, a la congregación, al salón del reino o a donde se le ocurra porque si hay algo que no podemos discutir es que quien es malo, es malo.
Ese “terrorista sin patria” tan malo y diabólico, de ninguna manera puede merecer de nuestra parte la menor tolerancia para él porque como dijo un escritor alemán, Tomas Mann, “la tolerancia es un crimen cuando lo que se tolera es la maldad”.
Te puede Interesar: Moisés Absalón Pastora: ¿Qué es la vida?