Barricada

“Caminando hacia el triunfo de la revolución” Reseña del Repliegue al Vapor

Militantes del Frente Sandinista de Liberación Nacional, se convocan este 15 de junio para conmemorar el 40 aniversario del Repliegue a la Hacienda El Vapor.

Aquella masacre que perpetró la Guardia Nacional se ubica en la etapa de la insurrección popular: en ese entonces, murieron civiles desarmados, entre ellos, mujeres, niños y adultos mayores.

A continuación,  se presenta la reseña histórica y el contexto en el que se desarrolló el Repliegue al Vapor a través de los recuerdos de dos sobrevivientes: Comisionado Aníbal Bendaña “Avelino” y la Comisionada Mayor Beatriz Narváez “Lesbia” que con su carisma, mística y orgullo de ser militantes sandinistas nos contaron lo sucedido en junio de 1979.

Contexto histórico: junio 1979 

El compañero Avelino relató:

“En San Judas [la organización] estaba conformada por jefe Daniel Caldera Payo, Víctor Romero, jefe militar de San Judas […], el Chino Bayardo; estaba un miembro de cada tendencia y organización, por parte de los tercios [terceristas] estaba Manuel Navarrete, coronel en retiro Justo, por parte de los prole [proletarios] Adrián Meza Amílcarpor parte de la GPP [Guerra Popular Prolongada] que éramos nosotros, estaba Boanerges Salvador Munguía Antonio.

Con San Judas se dio una situación muy especial, estaba San Judas, Loma Linda, Monseñor Lezcano, Ciudad Sandino, lo que le llamábamos la media luna,que eran todos los barrios y comarcas que íbamos a insurreccionar hasta llegar a la CST [Central Sandinista de Trabajadores], prensando a la guardia con los barrios orientales [esa era la estrategia que se había pensado].

En San Judas comenzamos a calentar las cosas desde mayo, San Judas era un hervidero, desde el 18 de mayo se comienza a las 5:00 de la mañana con un ajusticiamiento de un paramilitar. La guardia entró al barrio y mató a una gente y en la noche salimos e hicimos una redada de orejas, ahí la cosa se calienta.

Comisionado Anibal Bendaña, «Avelino»

El día 6 de junio, fuerzas de la GPP en combinación con la columna Urania Zelaya Úbeda, compañeros tercios, proles y comandos, montamos una emboscada del Ceibo, dos al sur a 2 BECAT que eran patrullas de la guardia que significaba Batallón Especial Contra Ataque Terrorista, ahí hubo un ataque contra-especial, se eliminaron totalmente las dos patrullas, nos replegamos […]

El día 7 de junio montamos una emboscada en la vuelta de los Cocos a un microbús que todos los días a las 5 de la mañana, entraba a Loma Linda ahí apiaba (bajaba) a gente vestidos de  civil, eran guardias que venían con escopetas y todo chavalo que agarraban en el camino desaparecía.

Entonces ya teníamos visto el microbús y se decidió emboscarlo propiamente donde hoy es la vuelta de los Cocos. Desgraciadamente ese día detrás del microbús como a las 2 cuadras venían 2 BECAT y se tuvo un choque inesperado, ya no con los del microbús que los barrimos y al momento de replegarnos, uno de nuestros compañeros que era jefe de columna y se llamaba Alejandro Martínez Samuel con el arma que andaba se tira al guindito y una parte de la guardia que venía de la Independencia hacia San Judas lo mata.

La guardia ese día hace dos masacres, una por la Siloé donde mata a los hermanos Munguía y captura a combatientes históricos y también a gente de los comandos socialistas cristianos, al mando de un aguerrido hombre de apellido Mendoza conocido como Chicato” [a quien la guardia mató posteriormente]. 

Preparación previo a la insurrección

La compañera Lesbia se organizó en el Instituto Miguel de Cervantes, posteriormente se integró a una brigada popular de Tendencia Proletaria. Ella también nos compartió sus recuerdos:

“Nosotros veníamos preparándonos, nos intensificamos en entrenamiento, tanto físico como el arme, desarme, manejo de los explosivos pequeños. El 8 de junio recuerdo que estábamos en la casa de seguridad en San Judas, ahí donde los Villareal y cuando oímos la explosión de las barricadas, en ese momento nosotros nos fuimos, desembuzonamos las armas y nos armaron a cada quien, y nos fuimos a encontrarnos con la fuerza armada. La Guardia ese día entró con las palas mecánicas, una tanqueta y la 50 [ametralladora] montada.

Bajamos organizados en una, dos, tres, seis columnas. Cada columna tenía alrededor de quien sabe cuántos miles de hombres, la mitad desarmados. Ahí andar un arma era un privilegio y ¿quiénes éramos los que andábamos armas?, los que estábamos organizados y habíamos ido recuperando esas armas y embuzonándolas para esperar el momento de la guerra, el momento del asalto.

Después de esa reunión nosotros bajamos todas las columnas al barrio, nos tomamos San Judas y llegamos hasta la orilla de la Independencia, no llegamos más allá. Yo estaba en la columna número cuatro con Víctor Romero Bayardo, era de los Comandos Revolucionarios del Pueblo y resulta que yo servía de correo entre la columna y el Estado Mayor que estaba en la escuela que se llama Cuba de Loma Linda”.

Insurrección en San Judas

Avelino comentó acerca del levantamiento de San Judas:

“San Judas estaba caliente: 2 emboscadas días anteriores, muertos y el día 8 de junio la gente se nos dispara, la insurrección en toda Managua estaba pensada para el día 9, sin embargo, la población se tira a las calles en San Judas y no nos queda más que romperla en el día, es decir San Judas salta un día antes de todos los barrios de Managua.

Nos tomamos el barrio y a los días no fuimos al Vapor, ya había exploración por parte de Payo,después del Vapor nos volvemos a tomar el barrio y establecemos la línea de defensa: desde la Loma de San Judas hasta el Ceibo hacia arriba, es toda una serie de hechos, le imprimimos la derrota más grande en el famoso camino de Bola.

Volviendo a esos días, el 14 nos mandan a tomarnos el 7 Sur, la Guardia estaba ubicada en bloques de 3 cada 2 km […] después que les pegamos la real vergueada y llegamos hasta el 7 Sur, nos replegamos y al habernos replegado el Estado Mayor dio la orden de devolvernos y tomarnos la zona del 7 Sur porque ya era la única vía terrestre por la que la Guardia se abastecía, ya por Masaya no podían, […] a estas alturas, Altagracia había sido atacada por la Guardia que estaba en la Fosforera y Monseñor Lezcano, también y deciden replegarse a San Judas”.

Replegándonos hacia El Vapor

La compañera Lesbia sigue relatando:

“A nosotros nos repliega la Guardia el 16 de junio, que es el verdadero día del repliegue al Vapor. Ese día la Guardia logra entrar, tuvimos una serie de combates antes de eso, en el Aserrío, allá por el Ceibo, por la Escuela Santa Fe, del Ceibo para abajo quisieron entrar [la Guardia] más para allá por el lado del puente. Todo eso lo teníamos nosotros cubiertos.

Comisionada Beatriz Narváez, «Lesbia»

[…] Una anécdota es cuando llegó la gente que venía de Batahola, el día que masacraron, cómo se oía, nosotros estábamos ahí en San Judas y se oía el penqueo de ahí de Batahola. Cuando llegaron, esa gente llegó escaseada, asustados, con traumas decían ´Nos mataron a un montón´.

Nosotros nos replegamos al Vapor, nos llevamos gente, un  grupo de gente que había llegado de Batahola. La jefatura decide replegarnos porque se nos estábamos acabando las municiones, eran pocos los tiros que andábamos por cada rifle y armas cortas. La jefatura decide replegarnos, porque había mucha gente que estaba cayendo, la gente civil también porque la Guardia empezó a agarrar a los civiles y a ponerlos de barricada, los llevaba enfrente y atrás ellos iban disparando a las columnas”.

Caminando hacia El Vapor

El compañero Avelino nos expresó:

“Llegamos a Loma Linda, ahí estaba Payo, en el colegio enterramos a unos compañeros como Angelita Largaespada, unos compañeros de León y ahí se toma la decisión de ir hacia el Vapor […].

A esa hacienda que vamos no es el Vapor, se llama Hacienda Miraflores, el Vapor está a  mil metros adelante” […].

La compañera Lesbia agregó:

“Comenzamos la travesía, empezamos a caminar por todas esas calles y llegamos a un punto en común y fue en el día. Comenzamos a caminar entre 8:00 y 9:00 de la mañana, en todo ese camino no nos encontramos con obstáculos de la Guardia, solamente cuando salimos de Loma Linda, miramos a algunos que venían bajando pero estaban largo, nos disparaban pero no llegaban. Entonces nos fuimos internando en ese lugar hasta que llegamos a la Hacienda El Vapor.

El día que nosotros íbamos andaba una avioneta llamando a que desistieran, que no se fueran y que se les iba a perdonar la vida, ¡Mentira, todo el que regresó, era joven y andaba un chimón, lo mataron!

Yo calculo que iban más de 4 mil personas al Vapor. El gran problema que teníamos era la gente desarmada, ¿cómo hacíamos para distribuirnos?, porque una persona desarmada iba a morir. Nos íbamos intercalando, para que ayudaran por si caían algunos.

Cuando llegamos a el Vapor hubo varias decisiones, que si nos íbamos a unir al Frente de Santa Rosa, Frente Norte, reunirnos, ver cuántas armas y cuántos tiros andábamos, y buscar como por detrás ir a pegarnos, a ver de qué manera podíamos bajar, iba mucha gente herida.

Nosotros, casi la mayoría éramos chavalos pero con una buena convicción. Nosotros estábamos pensando ¿cuándo llegamos al Vapor?  ¿nos vamos a ir y vamos a regresar a nuestras casas?

Llegamos al Vapor con la mentalidad de reorganizarnos y volver a la guerra, a volver a combatir a la Guardia hasta lograr el derrocamiento de la tiranía de Somoza. Nos organizamos nuevamente las células, buscamos nuestros contactos y una gente íbamos a ir hacia León”.

¡El que se dormía, se moría!

Continúa la compañera:

“Estábamos medio dormidos, creo yo que eran las dos de la tarde aproximadamente y empezaron a llover los morterazos por donde quiera, nos agarraron desprevenidos. Cuando ya llegó el muchacho, uno de los que estaban cuidado afuera dijo ¡la Guardia, ahí viene la Guardia! pero se nos habían metido por los cafetales y empieza aquella llovedera de roquetazos sin parar, hasta que logramos salir.

Habían puesto unos francotiradores y cayeron varios muchachos, hay unas cruces y de otros ni se supo dónde quedaron. La gente llegó a traer sus cadáveres y yo me acuerdo, había un momento en que yo me sentí como sola, cuando miro que hay muchos compañeros caídos, incluso los tocaba, pero ya después llegó la escuadra donde yo andaba y ellos fueron los que nos jalaron”, [los sobrevivientes se dispersaron]

Mensaje a las nuevas generaciones

Concluyendo la entrevista, la compañera Lesbia le dedica un mensaje a la generación de hoy:

[…] “Los jóvenes tienen que tomar consciencia de lo fundamental, saber diferenciar qué es lo que más conviene, qué es lo correcto, cuáles son los principios y valores que no hay que perderse del sandinismo.

Hay que leer bastante a Sandino y a Carlos Fonseca Amador, incluso a Ricardo Morales Avilés, que tiene unos libros preciosos donde está la vida histórica de lo que es el sandinismo. Por más redes sociales, por más noticias falsas, si están con una consciencia y una convicción revolucionaria no los hacen cambiar nadie”.

El compañero Avelino insta a la juventud:

[…] “Seguir luchando por un futuro mejor, cerrar filas en defensa de la revolución, buscar como desarrollar más este país, retomar el rumbo de paz. Porque precisamente nosotros nos metimos a esto […] Nosotros nos metimos porque también queríamos un futuro de paz para nuestros hijos […].

Ese legado de luchar por el pueblo, de estar dispuesto a darlo todo, significaron muchas vidas que hay que recordar, hay que hacerles mérito y hay que imitarlos en el ejemplo. Ese legado, esa historia debe ser retomado por esta juventud, la disposición de dar hasta la vida misma, una juventud dispuesta al sacrificio, que no solo era una consigna”