Barricada

La Revolución Guatemalteca del 20 de Octubre de 1944

El 20 de octubre de 1944, hace 76 años, inició la Revolución de Octubre en Guatemala. Militares, estudiantes y trabajadores derrocaron al Gobierno de facto del general Federico Ponce Vaides. Dio lugar a las primeras elecciones libres en ese país y comenzó un período de diez años de modernización del Estado, en beneficio de la clase trabajadora.

Guatemala fue gobernada con mano de hierro por el General Jorge Ubico Castañeda, en el periodo entre 1931 y 1944.  Años caracterizados por el poder que ejercían los terratenientes de manera impune, que cometían crímenes atroces para proteger sus propiedades y el sistema de acumulación capitalista de ese entonces, basado en el acaparamiento de las tierras cultivables y el trabajo forzado para indígenas y ladinos pobres.  El régimen de Ubico, también impuso el silencio a sus críticos, prohibió el uso de palabras como “obrero” o “sindicato”.   

El régimen de Jorge Ubico Castañeda

Ubico extendió los contratos con la empresa bananera United Fruit Company (UFCo), avalando las drásticas reducciones salariales e imponiendo el trabajo obligatorio y no renumerado en la construcción de carreteras.    Un régimen oligárquico y autoritario, basado en el principio de que el orden y la estabilidad pública eran indispensables para el desarrollo económico, cuyo núcleo de poder eran los terratenientes, finqueros y los militares.

El dictador Ubico, se vio obligado, por las crecientes manifestaciones anti oligárquicas y anti dictatoriales, a renunciar el 1 de julio de 1944.    Ubico fue sustituido por un triunvirato militar integrado por los generales Federico Ponce Vaides, Eduardo Villagrán y Buenventura Pineda, que sólo duró 48 horas, asumiendo la presidencia Ponce Vaides, por un periodo de 108 días, impuesto por los militares que ocuparon con tropas el Congreso el día 3 de julio.  Ese día, un militar diferente, lleno de indignación y rabia, abandonó el recinto, se trataba de Jacobo Árbenz Guzmán, que renunció al ejército para dedicarse a trabajar por el derrocamiento de Vaides.

Revolución del 20 de octubre

Las fuerzas civiles y militares se unieron en las acciones revolucionarias que se precipitaron el 20 de octubre, día en el que se combatió por 12 horas, hasta que se realizaron negociaciones teniendo como testigos al cuerpo diplomático.   Se integró la Junta Revolucionaria propuesta por los sublevados, el triunvirato se conformó con el ciudadano Jorge Toriello Garrido, el Capitán Jacobo Árbenz Guzmán y el Mayor Francisco Javier Arana, comandante de la Guardia de Honor, la unidad militar más importante.    En un discurso radial, el 23 de octubre, el Dr. Juan José Arévalo, recién llegado de Argentina, dijo: “Lo que ha ocurrido en Guatemala no es un golpe de Estado: es algo más profundo y algo más benéfico: es una Revolución”

Las primeras elecciones libres y transparentes

Esta Junta tuvo como tareas la de restablecer el orden y organizar las que serían las primeras elecciones democráticas en la historia de Guatemala que se llevaron a cabo entre el 17 y 19 de diciembre de 1944 en Guatemala. ​ Fueron las primeras elecciones en las cuales se permitió el voto femenino, y de las personas iletradas. Las elecciones fueron ganadas por Juan José Arévalo Bermejo, con 86.25% de los votos.  El Dr. Arévalo fue postulado por el Partido Renovación Nacional (PNR) el cual llegaría a convertirse en el Frente Unido de Partidos Populares Arevalistas (FUPA) por medio de una coalición para participar en las elecciones de diciembre de 1944.   Árbenz, como Ministro de Defensa, fue un pilar para afrontar más de treinta complots de la derecha oligárquica, que alarmada por el empuje reformista del proceso revolucionario (Código de Trabajo, decretado en 1947, el Seguro Social, en 1948, y en obras de alguna significación en el orden económico, político, asistencial, educativo y cultural).

Con el gobierno de Arévalo inicia el paréntesis revolucionario en la historia de Guatemala (1944-1954), que el escritor Luis Cardoza y Aragón, nombró como los “Diez años de primavera en el país de la eterna tiranía”.

Por la Patria y la Revolución 

En febrero de 1950 inició la campaña electoral de Árbenz, postulado por la Unidad Nacional.  En cada mitin era recibido por centenares de simpatizantes que coreaban las consignas de: “¡Viva el presidente Árbenz” y “¡Por la Patria y la Revolución en Guatemala!”

La propuesta de Árbenz, expresada a lo largo de su campaña, en mitines y entrevistas, era convertir a Guatemala, de un país dependentiente y de economía semicolonial, a un país económicamente independiente, transformar la economía para elevar, lo máximo posible, el nivel de vida de las grandes masas del pueblo.  Árbenz hizo suyo el mensaje que legó Bolívar en la Carta de Jamaica, y abrazó la causa del campesinado.

El tema frecuente en la prensa nacional e internacional era la Reforma Agraria.  Efectivamente, en ese entonces, un diagnóstico sobre la tenencia de la tierra documentó que el 2,3 % de la población era propietaria del 72 % del suelo, lo que contrastaba notablemente con el 9 % que ocupaba el 76 % de la población guatemalteca.    

Para Árbenz, era un compromiso indeclinable, promover una distribución más ecuánime.  En una entrevista afirmó que: “Guatemala sólo está luchando por su progreso, económico, por su soberanía y por su independencia” y cuando le insistían en tildarlo de “izquierdista”, contestó: “Para un país como Guatemala, castigado por más de una centuria de dictaduras feudales, atrasado económica, social, cultural y políticamente, se es de extrema izquierda con sólo aspirar a una vida decente y democrática”,

Las elecciones se celebraron entre el 10 y 12 de noviembre, siendo el ganador Jacobo Árbenz Guzmán con el 65,44 % de los votos, con una participación electoral de 71,62 %.

El Decreto 900, Ley de Reforma Agraria

El Código de Trabajo, promulgado por Arévalo, fue como un latigazo para la United Fruit, pero los golpes más fuertes al imperialismo norteamericano fueron dados por el gobierno de Árbenz: construcción de la carretera al Atlántico, puertos, hidroeléctricas, y el más fuerte, la Reforma Agraria. 

En un mensaje emitido por cadena radiofónica nacional el 31 de mayo de 1952, Árbenz, dio a conocer el Decreto 900 o Ley de Reforma Agraria que tenía como objetivo “liquidar la propiedad feudal en el campo y las relaciones de producción que la originan para desarrollar y modernizar las formas y métodos capitalistas de la producción en la agricultura y preparar el camino a la industrialización”.  Esa noche empezó la verdadera revolución.

Esta ley fue promulgada el 17 de junio del mismo año, con base en un estudio realizado por el BIRF –Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento-.   Esta reforma fue acompañada de un dialogo participativo y democrático con todos los sectores sociales, políticos y económicos del país.

Con esta ley emancipadora se puso fin a todas las formas de servidumbre y esclavitud, quedaron prohibidas las prestaciones personales gratuitas de los campesinos, mozos colonos y trabajadores agrícolas, así como el pago en trabajo del arrendamiento de la tierra y los repartimientos de indígenas.  Acciones revolucionarias que tocaron la esencia del imperio.

Impulso de la Reforma Agraria

Para contrarrestar la reforma agraria, los finqueros, la UFCo e Iglesia Católica desplegaron una campaña dirigida a generar miedo entre la población, por medio de panfletos, volantes, artículos en los diarios y programas radiofónicos, acusando al gobierno revolucionario de ser una avanzada del comunismo en Centroamérica, mintiendo sobre los verdaderos propósitos de la reforma.  Mientras tanto el proceso de la reforma agraria tomó impulso, beneficiando a más de medio millón de personas concediéndoles tierras, tractores, semillas, créditos y capacitación técnica para incrementar la producción.

Se afectó a terratenientes históricos y también a las tierras ociosas de la “frutera”, que fueron expropiadas acorde a la ley, procediendo a indemnizarla por el monto en que estaban declaradas, lo que no aceptó la transnacional que había infravalorado las propiedades para evadir el pago de impuestos.

El golpe militar patrocinado por la CIA

Frente a la supuesta amenaza “comunista”, Estados Unidos emprendió una operación encubierta por medio de Agencia Central de Inteligencia (CIA), que se organizó en tres grandes acciones: 1) aislar internacionalmente al gobierno de Guatemala, 2) financiamiento a sectores de la extrema derecha y, 3) invasión de un ejército de mercenarios y exiliados, denominado como Movimiento de Liberación Nacional, bajo del mando de Carlos Castillo Armas, que después sería asesinado por sus propios cómplices.

Esta operación contrarrevolucionaria fue apoyada por el Departamento de Estado y la CIA, entes poderosos de los Estados Unidos, que eran dirigidos por los tenebrosos hermanos, John Foster Dulles y Allen Dulles, además principales accionistas de la United Fruit Company.    A la trama se sumaron los dictadores Anastasio Somoza y Leónidas Trujillo.

Para garantizar el éxito de las operaciones militares minaron las bases de apoyo del presidente Árbenz en el ejército, y lo obligaron a renunciar, el 27 de junio de 1954, bajo la amenaza de una intervención directa de los Estados Unidos.   La caída del gobierno revolucionario de Árbenz, que el imperialismo trató inútilmente de vender como un “problema entre guatemaltecos”, radicalizó los movimientos libertarios en el continente, principalmente, la revolución cubana.  El 12 de julio de 1954, el Secretario de Estado de los Estados Unidos, John Foster Dulles, instruyó a la embajada de su país a reconocer al nuevo gobierno de Guatemala.  Así se consumó la primera intervención directa del imperialismo en América Latina.

Vigencia del legado de Árbenz

El legado de Árbenz, sigue vigente.  No es cosa del pasado, sino de las luchas presentes por la justicia social, la defensa de la soberanía, la resistencia a los nuevos modelos de acumulación capitalista, como el extractivismo, y el derecho a la autodeterminación de los pueblos. 

Fuente: García Ferreira, Roberto (2011). La Revolución Guatemalteca y el Legado del presidente Árbenz.  Anuario de Estudios Centroamericanos, Universidad de Costa Rica.