Barricada

Lucha contra William Walker, ejemplo de unidad centroamericana

El 12 de Septiembre de 1860, hace 159 años, fue fusilado el filibustero William Walker, quien no pudo contra el pueblo de Sandino y de Darío.

El Equipo de Barricada Historia, comparte una breve reseña de este acontecimiento ocurrido hace 159 años, en el mes de Septiembre, mes de las fiestas patrias.

Nicaragua entera se viste de azul y blanco para celebrar la independencia de Centroamérica de España y la victoria de la Batalla de San Jacinto sobre los filibusteros estadounidenses que liderados por William Walker intentaron crear una república esclavista.

Sumida en una guerra a muerte entre liberales democráticos y conservadores legitimistas, William Walker en convenio con el bando democrático se involucró en la guerra civil, pero pronto mostró que su verdadera intención era asumir el poder, primero en Nicaragua y luego en toda Centroamérica, para imponer un modelo político económico basado en el esclavismo.

Te puede interesar: Disertan sobre Independencia de Centroamérica y Guerra Nacional

Desembarcó en el Puerto de El Realejo el 13 de junio 1855 con sus reclutas, llamados “Los inmortales”, y poco a poco, fue trayendo más soldados, municiones y pertrechos militares.

En el mismo año de 1855, se desarrollaron los primeros enfrentamientos militares entre los filibusteros y tropas nicaragüenses del bando legitimista registradas en la cronología de la Guerra Nacional, como la Primera Batalla de Rivas del 29 de junio en la que se destacó el maestro Emmanuel Mongalo y Rubio, quien quemó la casa donde se encontraban los mercenarios.

Ese mismo año se libraron otros combates y el 13 de octubre William Walker se tomó la ciudad de Granada con el apoyo de tropas nicaragüenses del bando democrático.

El 20 de marzo de 1856 se libró la Batalla de Santa Rosa en territorio costarricense y el 11 de abril se dio la Segunda Batalla de Rivas con el protagonismo del soldado costarricense Juan Santamaría.

El 26 de febrero de 1856 el presidente de Costa Rica, Juan Rafael Mora, declaró la guerra a Walker.  El 18 de julio de 1856 se firmó en Guatemala una alianza entre Nicaragua, Guatemala, Honduras y Salvador, para formar un Ejército Aliado para la defensa de Nicaragua e impedir la amenaza que se cernía contra el resto de Estados centroamericanos.   “Todas o Ninguna”, era la divisa de los filibusteros.

Walker logró hacerse elegir como presidente del país prestando juramento presidencial el 12 de julio de 1856 en la Plaza Central de Granada.

Te puede interesar: Nicaragua conmemorará el 162 aniversario de la Batalla de San Jacinto

Sus primeros decretos fueron legalizar el uso del idioma inglés y la esclavitud, sanciones para los peones que abandonasen sus tareas en el tiempo de su contrato, entre otros.

El 14 de septiembre el ejército nicaragüense libra victoriosamente la batalla de San Jacinto, sin ayuda del ejército aliado.

Esta victoria moralizó a los combatientes centroamericanos que con sus viejos fusiles de mecha enfrentaban a los filibusteros armados con rifles de repetición y revólveres Colt.

Después de San Jacinto, se libraron las batallas de Masaya en octubre y noviembre; del 24 de noviembre al 14 de diciembre se dio la destrucción de Granada en medio de intensos combates entre los filibusteros y el ejército aliado.

El 23 de marzo 1857 se desarrolló la tercera Batalla de Rivas y el 11 de abril la cuarta.   Acorralado William Walker, sin municiones ni provisiones, se rindió la mañana del 1 de mayo de 1857 ante el comodoro estadounidense Charles Henry Davis y abandona Nicaragua en la corbeta St. Mary´s.

Ninguno de los jefes militares centroamericanos participó en esta ceremonia de rendición, volvió a Nueva Orleans a redactar sus memorias de la Guerra en Nicaragua, mientras planificaba una nueva incursión y se dedicaba a recaudar fondos y reclutar soldados.

Te puede interesar: Conoce el Plan Patria «Te Amo Nicaragua»

A las dos de la madrugada del 6 de agosto de 1860, con una tropa de 92 hombres, desembarcó William Walker en una playa situada a dos kilómetros del Puerto de Trujillo, Honduras. Era el primer paso para volver a posesionarse de Nicaragua.

Está escrito que un indio caribe dio la señal de alarma, se disparó un cañonazo y un grupo de soldados hondureños salió al encuentro de los invasores.  Walker no tenía ningún partidario de su causa y era de esperarse que si lo capturaban sería su fin.

El 19 de agosto la nave británica Icarus, comandada por el Capitán Norvell Salmon, entró en el puerto de Trujillo y ancló frente al fuerte donde Walker se encontraba con 90 hombres.

La ciudad estaba desierta, Norvell Salmon le envió una nota perentoria a Walker el 21 de agosto pidiéndole que depusiera las armas y las entregara a las autoridades hondureñas, que regresara los fondos que había tomado de la aduana y que se reembarcara.

Walker intentó, sin cumplir con los requerimientos del comandante británico, una marcha fatigosa por el litoral para buscar un escape, luego fue perseguido y capturado.

Antes se había suscrito un convenio mediante el cual se entregaba a Walker y Rudler, su segundo, a las autoridades hondureñas para que fueran tratados conforme a derecho. Al resto se le permitiría regresar a los Estados Unidos bajo juramento de no participar en futuras expediciones contra los Estados Centroamericanos.

En su prisión, con grilletes, con la luz de dos candelas de un pequeño altar, Walker dijo al capellán que le daba consuelo espiritual: estoy resignado a morir; mi carrera política es concluida.

Te puede interesar: Cmdte Daniel: «162 aniversario de la primera derrota del expansionismo yankee en Nicaragua»

El 11 de septiembre el general Mariano Álvarez condenó a Walker a ser pasado por las armas de manera sumaria.  A las siete de la noche se le notificó la sentencia.

A las ocho de la mañana del 12 de septiembre, William Walker, cuidado por soldados hondureños caminó hacia la Plaza de Armas del Puerto de Trujillo.  Se sentó en una silla y seguidamente un pelotón de diez soldados dando un paso al frente cumplió con la orden de abrir fuego.  Desde entonces sus restos se encuentran en el cementerio de Trujillo.

Su historia no debe ser olvidada como ejemplo de unidad centroamericana y de la decisión de no permitir que el moderno filibusterismo se adueñe de nuestras riquezas naturales en su afán de querer imponer su modelo de desarrollo extractivista de oscuridad y muerte.