Yo, soy nicaragüense, al igual que los más de seis millones que habitamos esta tierra de lagos y volcanes, digna y libre; descendiente de una familia muy humilde, y desde ese seno un día escogí ser periodista; cinco años fue el camino que recorrí para alcanzar el título que con orgullo hoy cargo.
Yo, sigo siendo de esa familia humilde, que me ha enseñado el valor de la vida y consigo la importancia de nunca olvidar nuestras raices; siendo un profesional de la comunicación, me debo a esos núcleos humildes, escribo para ellos y le doy voz a su protagonismo.
Yo, soy periodista, forjado para servir a un pueblo; con mis técnicas de redacción entrego a diario esa historia que hace un cambio de pensamiento, que inspira y aporta al progreso.
Este camino llamado vida me ha enseñado que no tomé una mala decisión al querer ser un periodista; porque más que una profesión alcancé una vocación, la de informar hasta en los momentos más difíciles.
Yo, logré estar en aquellos duros momentos que causó un fuerte invierno, informar la muerte de alguien importante para el mundo, narrar los estragos un terremoto, al igual que documentar trágicos accidentes, también he presenciado aquellas lagrimas de alegría de una familia por llegar a vivir con dignidad, por alcanzar sus anhelos; a esas escenas me ha llevado el periodismo.
Hoy, soy un periodista joven con principios revolucionarios, inculcados por esa familia humilde, que lleno mi memoria de muchos acontecimientos, recojo la verdad para dar esperanza a otras familias que lo necesitan. Mi deber de informar hace de ésta profesión la mejor de todas.
Yo, hoy no soy millonario y mucho menos un mercenario de la comunicación, pero si me siento agradecido porque Dios me permite continuar en en este camino. Feliz Día Internacional del Periodista.