Barricada

El Libertador cabalga de nuevo, infatigable

El 24 de julio 1783, hace 236 años, nació en Caracas, Venezuela, Simón Bolívar, militar y político, Libertador de Nuestra América.

Peleó 472 batallas, fue derrotado solo 6 veces.

Jamás su objetivo fue la conquista. Con su ejército liberó 6 naciones. Cabalgó 123 mil kilómetros, más de lo navegado por Colón y Vasco de Gama unidos.
Sus ideas de Libertad fueron escritas en diferentes idiomas y se divulgaron a través de 92 proclamas y 2.632 cartas.

El Equipo de Barricada/Historia les trae una breve biografía, para conocer un poco más a uno de los hombres más importante del siglo XIX.

En la dinámica y colorida ciudad de Caracas de finales del siglo XVIII se empieza a gestar las luchas por liberar Venezuela de la decadente corona española.  Entre los destacados caraqueños que estaban descontentos figuraban el capitán Francisco de Miranda, Don Martín de Tovar, el Marqués de Mijares y el Coronel Juan Vicente Bolívar y Ponte, futuro padre del Libertador.

Contando ya con 47 años de edad, el Coronel Juan Vicente Bolívar y Ponte, contrajo nupcias con Doña María de la Concepción Palacios y Blanco, también oriunda de Caracas, y que tenía 15 años al momento de su enlace matrimonial.   Trece años duró el matrimonio que procreó a 5 hijos: María Antonia (1777), Juana (1779), Juan Vicente (1781), Simón (1783) y María del Carmen que muere al nacer en 1785.    Juan Vicente y Juana eran rubios como el padre; María Antonia y Simón heredaron el tipo trigueño de la madre.

Escribieron los biógrafos de Simón Bolívar que nació el 24 de julio de 1783.   Ese día se congregaron todos los parientes en torno al lecho de la madre para conocer al recién nacido.   Estuvieron allí además del progenitor, el padre de Doña María de la Concepción, Don Feliciano Palacios y Sojo; su hermano el Presbítero Don Pedro Ramón Palacios y Sojo.  También participaron de este acontecimiento los hermanos y hermanas de la parturienta, acompañadas de los principales personajes de la ciudad.

El día 30 del mismo mes, el niño es bautizado en la Catedral, por el Presbítero Jerez y Aristeiguieta, actuando como padrino el abuelo materno don Feliciano.   La gente del pueblo se congregó a las puertas del templo batiendo palmas y un poco más lejos los esclavos y manumisos de la distinguida y extensa familia.  El niño es llevado en brazos, entre ricos pañales de Holanda, por una negrita de nombre Matea y a su lado estaba la nodriza traída de la hacienda de San Mateo, la esclava Hipólita recién parida con los pechos henchidos de leche.

El agua bendita es derramada sobre la cabecita de recién nacido y el Presbítero Aristeiguitia pronunció solemnemente: “Yo te bautizo con el nombre de Simón José Antonio de la Santísima Trinidad”.  Concluida la ceremonia en la calle y en la Plaza Mayor el pueblo gritaba vivas a los padres, al padrino y deseaban larga vida para el niño Simón.   En ese momento sobre Caracas se derramó un alegre son de campanas, escribieron los testigos de ese momento único.   En este ambiente nació y empezó a crecer el pequeño Bolívar

Apenas tres años después muere su padre, el 19 de enero de 1786, y es sepultado en la capilla de la Santísima Trinidad, en la Catedral.

En 1792 la salud de su madre se agrava, no pudiendo hacer nada por ella, ni los médicos, ni las recetas mágicas que los siervos heredaron de sus ancestros africanos, Doña María de la Concepción fallece el 6 de julio del mismo año, siendo enterrada en la capilla de la Santísima Trinidad.

A partir de estas luctuosas fechas al niño Simón Bolívar, se le asignan tutores para que se hagan cargo de la administración de los negocios de la sucesión y de su formación.  Sus tíos le asignan maestros altamente capacitados para su educación primaria, entre ellos Don Fernando Vides, Don Francisco Antonio Carrasco, el Presbítero José Antonio Negrete que le enseña historia y religión, Don Guillermo Pelgrón de quien aprende lo básico del latín.  En 1795 el niño Simón inicia sus estudios con Andrés Bello, que era apenas dos años mayor que él, y el fraile Andújar.  Crucial en su proceso de formación es su encuentro con el maestro Simón Rodríguez, un excéntrico librepensador, que le acompañará a lo largo de su vida, de cerca y de lejos.

En su juventud, Bolívar viajó a Europa en tres ocasiones.  El primer viaje emprendido en 1799 se extendió hasta fines de 1802; el segundo inicia en 1803 y duró hasta mediados de 1806; el tercero fue en 1810.

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Estaba junto su amigo Toro y el maestro de sus años infantiles Simón Rodríguez, con quien se reencuentra en Europa, el 15 de agosto de 1805, cuando bajo un sol abrasador se dirigen los tres al Monte Sacro, en Roma.  Fue Bolívar quien propuso esta excursión al Sagrado Monte donde se cuenta que el pueblo romano se retiró en señal de protesta y de resistencia contra los nobles explotadores.   Sentado sobre un trozo de mármol blanco, Bolívar se puso de pie y comenzó a hablar en tono reflexivo, que poco a poco va subiendo hasta alcanzar un tono de exaltación.  Al final de un corto y emocionado discurso, transfigurado, se dirige a su preceptor Simón Rodríguez y exclama:

“Juro delante de usted; juro por el Dios de mis padres; juro por mi honor; juro por la patria, que no daré descanso a mi brazo ni reposo a mi alma, hasta que haya roto las cadenas que nos oprimen por la voluntad del poder español”.

Después viene la guerra a muerte, la gloria, sus amores, la traición, la muerte en soledad, la historia.

A 236 años de su nacimiento, cuan do vientos de tempestades azotan el continente, el Libertador cabalga de nuevo, infatigable.

Fuentes:

Díaz Sánchez, Ramón.  (1971).  Bolívar el Caraqueño. Edición Popular. Guatemala, Centroamérica.