Barricada

Podemos decirle a Leonel, que en Nicaragua, se están cumpliendo sus sueños

José Leonel Rugama Rugama, nació en el Valle de Matapalo al noreste de la ciudad de Estelí, un 27 de marzo de 1949, y cayó heroicamente en la ciudad de Managua el 15 de enero de 1970, hace 52 años.  

Apenas 21 años de edad, cuando murió con las armas en la mano, enfrentando un Batallón de la Guardia Nacional somocista.  Junto a él, entonando las notas del himno nacional en medio del humo y el traqueteo de ametralladoras, estaban los combatientes sandinistas Róger Núñez Dávila y Mauricio Hernández Baldizón. Tres jóvenes que sembraron la esperanza con su martirio.  No pudieron ver el triunfo revolucionario, pero estaban presentes el día jubiloso del 19 de julio de 1979, cuando los muchachos llenaron la Plaza de la Revolución, alzando fusiles y banderas rojinegras.

Leonel Rugama, el seminarista que se tomó en serio la vida.  Excelente jugador de ajedrez, lector empedernido, profesor de matemáticas, combatiente guerrillero y poeta.   Encerró en sus palabras la realidad del pueblo nicaragüense, cuestionando la injusticia y la desigualdad, convocando a los obreros, las vivanderas, los marginados, a todas, a toditos, a hacer la revolución para poder cambiar la vida, para hacer propia la felicidad en esta tierra.  

Leonel, que no se rindió jamás, gritando a los esbirros que lo conminaban a rendirse: ¡Que se rinda tu madre!; porque como también nos enseñó el Comandante Tomás Borge, los sandinistas solo se rinden ante el altar de la Patria y de la Revolución.

A 52 años de la muerte de Leonel Rugama, su poesía sigue en los muros de la tres veces heroica ciudad de Estelí, en los murales que nos recuerdan su rostro joven, sereno y decidido.   Podemos decirle a Leonel, que en Nicaragua, se están cumpliendo sus sueños de progreso social, con salud, educación, vivienda, carreteras, electrificación, agua potable y muchas otras obras de desarrollo.  Ya no somos un satélite de la luna, esta es la tierra prometida en la que seguimos edificando la vida plena que profetizaron nuestros Heróes y Mártires.