Barricada

19 de julio: Itinerario de lucha y triunfo de la Revolución Popular Sandinista

Como había advertido el Comandante en Jefe de la Revolución Popular Sandinista, Carlos Fonseca Amador, la lucha fue larga y cruenta.  Una historia de heroísmo, abnegación, entrega, disciplina, en un camino abonado con la sangre generosa de miles de jóvenes nicaragüenses fieles a la consigna de “Patria Libre o Morir”. 

En este 43 aniversario juramos ante ellos continuar en unidad revolucionaria en la senda del Buen Gobierno, haciendo realidad los sueños y aspiraciones del noble pueblo nicaragüense.

Benjamín Zeledón, Augusto Nicolás Calderón Sandino, Rigoberto López Pérez, General Ramón Raudales   

La lucha libertaria del pueblo nicaragüense tiene un referente importante en la gesta anti intervencionista del General Benjamín Zeledón, que ofrendó su vida el 4 de octubre de 1912, combatiendo a los marines yanquis y los traidores vende patria; continuó con la guerra antiimperialista del Ejército Defensor de la Soberanía Nacional de Nicaragua (EDSNN) al mando del General de Hombres y Mujeres Libres, Augusto Nicolás Calderón Sandino, asesinado la nefasta noche del 21 de febrero de 1934 en una emboscada urdida por el iniciador de la dinastía somocista.

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Las luchas que se desarrollaron entre 1934 y 1956, se ubican en el periodo que el Comandante Carlos Fonseca denominó de “oscurantismo”.

El 21 de septiembre de 1956, el poeta Rigoberto López Pérez ajustició al dictador Anastasio Somoza García en la Casa del Obrero, de la ciudad de León, dando inicio, como él mismo afirmó “al principio del fin de la dictadura”.

Con su gesta, Rigoberto López Pérez, cerró el periodo de Oscurantismo y cambió el ciclo histórico.

En esos años, surgió la guerrilla del General Ramón Raudales, veterano luchador sandinista que decidió reiniciar la lucha, ofrendando su vida en octubre de 1958. 

La columna Rigoberto López Pérez

Al año siguiente, se organizó la columna “Rigoberto López Pérez”, integrada por 55 jóvenes revolucionarios con el apoyo del comandante Ernesto Che Guevara, en los albores de la gloriosa Revolución Cubana, y que fueron atacados a mansalva por las fuerzas armadas hondureñas en El Chaparral.  Este revés militar representó una victoria moral, porque demostró que era posible la lucha armada y dio lugar a un salto cualitativo, superando la “tesis invasionista” (es decir invadir desde un territorio cercano) al establecimiento de focos guerrilleros, desde dentro.

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Fundación de la vanguardia, el Frente Sandinista de Liberación Nacional

Después de El Chaparral, militantes sandinistas entre los que estaban Carlos Fonseca Amador, Silvio Mayorga, Faustino Ruiz, Jorge Navarro, Francisco Buitrago, José Benito Escobar, Tomás Borge, Germán Pomares Ordóñez, Pablo Úbeda “Rigoberto Cruz” y el coronel Santos López, sobreviviente del ejército de Sandino, empezaron a concebir la creación de una organización que fuera vanguardia de la lucha armada revolucionaria en Nicaragua.  En 1961, bajo las banderas de Sandino,  se fundó el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN).

Focos guerrilleros en las montañas de Matagalpa,  Pancasán

Los primeros focos guerrilleros se organizaron en la zona montañosa de Quiragüe, El Bijagüe y Pancasán, en el departamento de Matagalpa, entonces cubierto de densos bosques y poblado por comunidades campesinas empobrecidas, que vendían su mano de obra a hacendados pudientes. El 27 de agosto de 1967, la Guardia Nacional somocistas atacó el campamento de Pancasán, causando importantes bajas al FSLN.  En enero de 1968, se ratificó como jefe militar y político del FSLN al comandante Carlos Fonseca.

La estrategia insurreccional

Después de la experiencia del foco guerrillero, se llegó a la estrategia insurreccional, que se caracterizó por combinar las acciones militares con la sublevación de las masas.

El 27 de diciembre de 1974 un comando del Frente Sandinista de Liberación Nacional se tomó la casa del ministro somocista José María “Chema” Castillo, logrando la liberación de compañeros que guardaban prisión en las cárceles somocistas. Con este operativo, el FSLN pasó del silencio al estallido, cerrando la etapa de acumulación de fuerzas en silencio.

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Otro momento decisivo fue la toma del Palacio Nacional el 22 de agosto de 1978, que incentivó la insurrección popular del pueblo nicaragüense que, conducida por el FSLN, derrotó política y militarmente al somocismo el 19 de julio de 1979.

Las nuevas generaciones de militantes sandinistas son continuadores de este legado hermoso, son otros tiempos, otras luchas, pero siempre enraizados en las ideas de liberación, paz, democracia, antimperialismo, solidaridad, para construir una nueva humanidad, aportando, sembrando, cultivando desde nuestra Nicaragua llena de gloria.