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Comandante Carlos Núñez Téllez: sencillez, fortaleza en la humildad, inquebrantable decisión de lucha

Hoy recordamos el 71 Aniversario del natalicio del Comandante de la Revolución Carlos Núñez Téllez, quien nació un 26 de julio de 1951, en el barrio Zaragoza de León.

El comandante Carlos Núñez es considerado el arquitecto y padre de la Constitución Política de Nicaragua de 1987. Nos dejó un legado inmenso como militante, estratega, organizador, comunicador y legislador.

El Equipo de Barricada/Historia les invita a leer la biografía contenida en el prólogo del libro Un pueblo en armas, publicado por la Asamblea Nacional.

Infancia, entre estudio y trabajo

Nace Carlos en el barrio Zaragoza, de la ciudad de León, Nicaragua, el 26 de julio de 1951.

Fue Carlos Núñez el sexto hijo de una familia de ocho hermanos, el menor de los varones. No por esta razón tuvo menor responsabilidad entorno al hogar; su padre un trabajador de la carpintería y su madre ama de casa, familia muy humilde pero que en cuyo seno se moldearon faros luminosos, ciudadanos conscientes, viriles combatientes e infatigables luchadores por alcanzar la libertad de Nicaragua. La muerte de su padre a Carlos lo impacta recién cumplido sus 6 años de edad; a partir de ahí es en el crisol de su mamá Matilde que se forja y pule el carácter indomable y firme del patriota libertador “Comandante Roque”. Es por esa edad que empieza sus estudios primarios en el Hospicio San Juan de Dios regentados por los hermanos cristianos y simultáneamente el aprendizaje del oficio de tipografía, es desde esa fecha que se impone así mismo firme disciplina pensando en la unidad familiar.

En los rostros de los humildes, las ansias de su pueblo

Combinando su tiempo de estudio, aprendizaje de oficio con las labores del hogar en procura de algunos recursos económicos que mamá Matilde administraba; la venta de golosinas, suspiros o espumillas, pan y otros por las calles de León que le permitió conocer en amplio espectro las diferencias de clases y que sin querer le fue creando en su conciencia una razón preferencial por los pobres. Supo leer en cada rostro de sus congéneres en sus semblanzas, en sus miserias, en sus alegrías y tristezas, en sus impotencias, en sus frustraciones, el clamor de libertad de su gente; pudo leer e interpretar las ansias de su pueblo, extrayendo un cumulo de experiencia que le permitió a la postre el cumplimiento de las tareas que le fueron encomendadas; fueron días difíciles como difícil fue toda su vida. El ansia de libertad de su pueblo, el deseo de la paz le carcomía permanentemente su mente y así fue creciendo en esta rutina de lucha, en esa rutina de trabajo, en ese empeño, de logros y realizaciones.

Una rebeldía alojada en el pensamiento de Sandino

Continuando su estudio en el Instituto Nacional de Occidente en donde desde joven adolescente empieza de manera decidida su lucha contra la dictadura somocista, aprueba su tercer año y cuando quiere ingresar al cuarto año le cierran las puertas en el Instituto Nacional de Occidente, pero logra matricularse en el Instituto Miguel Larreynaga, donde obtiene su diploma de Bachiller en Ciencias y Letras. Todo el cúmulo de experiencia adquirida de sus años de niñez, adolescencia y juventud lo puso al servicio de una causa, aunque así mismo se llamara él un “rebelde sin causa”.

Carlos Núñez “un rebelde sin causa”, quien encuentra la causa de su rebeldía alojada en el pensamiento intrínseco de Sandino quien nos decía “mi causa es la causa de mi pueblo, la causa de América, la causa de los pueblos oprimidos”. Supo conjugar en su causa de manera excepcional los pensamientos de los hombres grandes de América: Bolívar, Martí y Sandino, pensamientos traducidos en luchas por alcanzar la ansiedad libertad de los pueblos para liberarse así de la opresión del colonialismo y el imperialismo.

Activismo político en el movimiento estudiantil

Su primer activismo político contra el somocismo lo practica dentro del Frente Estudiantil Revolucionario (FER) ya sea repartiendo mensajes clandestinos del FSLN o en tomas de colegios, como mecanismo de lucha estudiantil. A estas alturas de su vida encontramos al joven Carlos Núñez Téllez poseedor de talento y valor para desarrollar grandes tareas y apreciamos en el tres elementos importantes que lo han de conducir a la realización de esas tareas: el conocimiento de la causa de su lucha, la unidad de las fuerzas dispersas para el logro del triunfo y la disciplina como norma de vida en el quehacer revolucionario.

Para 1971 Carlos Núñez Téllez se desempeñaba como secretario de la Directiva Central del Instituto Nacional de Occidente, cargo desde el cual dirigía las actividades revolucionarias de todo el estudiantado leonés y es por este año que el Frente Sandinista de Liberación Nacional lo incorpora en sus filas.

Responsable de impresiones clandestinas

Por la experiencia acumulada de Carlos Núñez Téllez en la elaboración y producción de propaganda, le es asignada la responsabilidad por el Frente Sandinista y no habiendo recursos suficientes se instala en un pequeño cubículo en el Centro Universitario de la Universidad Nacional Autónoma de León, donde se da a la tarea de impresión de propagandas políticas-militares entre ellas: “Herencia programática de Sandino”, “Las medidas de seguridad”, “La cartilla militar”, “Los estatutos del Frente Sandinista de Liberación Nacional”, “Algunas ideas sobre el trabajo de masas” del Comandante Carlos Fonseca, entre otros de los múltiples escritos revolucionarios.

Como responsable de impresiones clandestinas del Frente Sandinista de Liberación Nacional contribuyó grandemente a fortalecer las estructuras de la organización, desarrollando una amplia difusión de las ideas sandinistas y otras de materia organizativa; combinando ese trabajo se dedica con especial atención a la preparación política de los colaboradores y simpatizantes del Frente Sandinista y a la vez, se encarga de recolectar información sobre las actividades de la genocida Guardia  Nacional, para ser utilizada en futuras medidas de seguridad. Posteriormente, es trasladado a Managua, bajo la responsabilidad del comandante Eduardo Contreras para realizar similar trabajo que había desarrollado en León.

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En la clandestinidad

Al efectuarse la acción de la unidad táctica de combate “Juan José Quezada”, el 27 de diciembre de 1974, la dictadura somocista intensifica la represión, su hermano René (compañero Clifor) cae prisionero y él pasa a un periodo preventivo de seguridad interna.

Los primeros meses de 1975, en la clandestinidad, bajo su dirección se dan a conocer los partes de guerra en las montañas del norte del país y también prepara condiciones para la edición y publicación de El Sandinista, órgano oficial del Frente Sandinista de Liberación Nacional en la época.

Ya en 1976, se encuentra al frente de las estructuras conspirativas del Frente  Sandinista de Liberación Nacional en Managua. Su capacidad y briocidad le permiten asumir las condiciones de seguridad para recibir a los comandantes Daniel Ortega y Eduardo Contreras, quienes habían ingresado al país y en agosto de ese mismo año, la responsabilidad de asegurar material conspirativamente; el ingreso al país de Carlos Roberto Huembes, Jaime Wheelock Román y Luis Carrión Cruz. En ese mismo año atiende de manera personal la conducción del FER-ML y del Movimiento Revolucionario Cristiano, a la vez que impulsa la organización de la juventud Revolucionaria Nicaragüense.

Asimismo, se prepara militarmente, para ponerse al frente de la acción armada del Frente Sandinista que impulsaría junto al pueblo de Nicaragua. En noviembre de 1976, lamentablemente cae Carlos Roberto Huembes, por lo que es ascendido a miembro de la Comisión Política del Frente Sandinista Proletario.

Incorporándose a la Dirección Nacional del FSLN

En 1978, coordina las operaciones militares de las unidades sandinistas en la ciudad de Masaya, y en marzo se incorpora a la Dirección Nacional del Frente Sandinista de Liberación Nacional y a la coordinación del Frente Interno junto con los comandantes Joaquín Cuadra y William Ramírez.

Siempre fue inspiración “la unidad”; unidad que para gloria y beneficio del pueblo de Nicaragua se logra en la lucha; “la unidad es instrumento de triunfo” recordaría. Carlos se entrega a la tarea de elaborar los planes para la ofensiva final del Frente Interno y el 9 de junio de 1979 penetra a los barrios orientales de Managua en compañía de los comandantes Cuadra y Ramírez, asumiendo la fortalecer la jefatura de la resistencia en la capital.

“Un pueblo en armas”

Es un este momento donde inicia las narraciones de su libro “Un pueblo en armas”, en la que nos brinda una especial distinción al evocar los nombres de Carlos Fonseca y Germán Pomares, a quienes llama “Cimientos y caminos de la Revolución Sandinista”.

Carlos Núñez Téllez, nos presenta una breve introducción donde nos manifiesta más que su sencillez, su fortaleza en la humildad; su inquebrantable decisión de lucha, su amor patrio, su preocupación por obtener la unidad del Frente Sandinista en contra del enemigo común, la valentía e hidalguía con que enfrentó todas y cada una de sus acciones, la preocupación con la que libró dichas operaciones burlando todas las medidas de seguridad de la opresora Guardia Nacional.

Reflejo en él, también, el humanismo y reconocimiento de las unidades combativas con que contaba… Carlos Núñez Téllez, nos relata en Un pueblo en armas las vicisitudes vividas durante los 17 días que duro la resistencia en Managua lo mismo que paso a paso la odisea del genial Repliegue táctico y sus consecuencias, el fortalecimiento de las tropas revolucionarias en la ciudad de Masaya, asimismo la toma de las ciudades de Jinotepe y Granada.

Es un libro épico en donde encontramos en cada una de sus fructíferas enseñanzas revolucionarias, patrióticas y consecuentes con sus propios principios de servicio a su pueblo y no a servirse de él, las epopeyas emanadas podrían transformarse en un Manual de guerrilla urbana en donde la táctica y las estrategias se combinaban matemáticamente para dar el golpe definitivo a la dictadura; es, sin lugar a dudas, una “lección continental” de lucha para los pueblos oprimidos del mundo.

Carlos Núñez Téllez como nos dice su familia: “Estando en el segundo año de Psicología asumió una responsabilidad con la patria, partió a la clandestinidad, regresó el 20 de julio de 1979 como comandante de la Revolución y miembro de la Dirección Nacional Conjunta del Frente Sandinista de Liberación Nacional”.

Después del triunfo de la Revolución

Después del triunfo de  la Revolución encontramos a Carlos Núñez Téllez revestidos de nuevos retos y responsabilidades, siendo miembro de la Comisión Ejecutiva de la Dirección Nacional, procede a la reorganización del Frente Sandinista de Liberación Nacional de todos sus cuadros y militancia;_ funda, orienta y dirige el Departamento de Propaganda y Educación Política (DEPEP) y siendo delegado por el FSLN al Consejo de Estado, preside este primer Foro Legislativo de Nicaragua, dando inicio así a la institucionalidad del país, trabajaba incansablemente, con esa disciplina férrea que contagiaba y algunas veces imponía.

Hombre jovial y padre amoroso

En público era dominado por la rigidez del protocolo o el servicio de seguridad, pero en lo privado según nos cuentan sus mas cercanos colaboradores y círculo de amistad, era un hombre jovial, alegre, chilero, amoroso con sus hijos: Carlos Roberto, Natalia y Marcos Antonio, a quienes prestaba especial interés de mimos y ternura de padre abnegado; con los demás miembros de su familia, solícito y amable, especial atención merecía su mamá Matilde cuando en casa de ella se servía la concebida “Sopa de carne estilo leonés” u otros platillos de nuestra rica cocina nicaragüense. En todos los lugares que frecuentaba dejaba a su paso una estela de su propio conducir.

Desde la presidencia del Consejo de Estado

Es así como desde la presidencia del Consejo de Estado le imprime a este su propio sello de fidelidad a la Revolución Sandinista y a los incontables valores que poseía de “hombre-universo”. Se preocupó por sentar las bases jurídicas de la Nación en el orden social, político y económico, no hubo ningún área que dejara abandonada: educación, salud, vivienda, alimentos, la niñez, la adolescencia, la mujer, el obrero, el campesino, el profesional, garantías a las comunidades indígenas, los sindicatos, los gremios, el género, medioambiente, los partidos políticos, etc., necesitaríamos volúmenes enteros para poder plasmar todas y cada una de sus enseñanzas, logros y legados, sin olvidar los beneficios a los trabajadores del poder del Estado, quienes a la fecha siguen gozando de eso don. Empero no es menester dejar en estas notas conceptos expresados por Carlos Núñez Téllez en algunos temas específicos. Queremos aclarar que desde la función de presidente del Consejo de Estado emprendió titánica lucha en procura de las ansias de paz del pueblo nicaragüense a como dirían los religiosos, se convirtió en un «peregrino y mensajero de la paz», visitó el mundo entero, por lo que estamos seguros y sin temor a equivocarnos de que, si alguien mereciera ser galardonado por la paz en Nicaragua y la región Centroamericana este debería ser el comandante Carlos Núñez Téllez.

Peregrino y mensajero de la paz

Leamos pues lo que nos decía referente a la paz y la democracia: «Nos negamos a aceptar que como única alternativa se nos plantee la guerra y la muerte, cuan-do ansiamos una vida mejor para Nicaragua y los nicaragüenses. Ninguna política de fuerza puede prevalecer sobre la voluntad de los pueblos de mantener o conseguir la libertad e independencia, mucho menos el uso de los cuantiosos recursos económicos, financieros y materiales para imponer a los países en vías de desarrollo el fuero de sus respectivos procesos». La humanidad no puede ser colocada en la disyuntiva de desaparecer; su ansiada meta es la paz, la preservación de las gene-raciones  futuras  y  la  construcción  de  las  sociedades  libres  del  yugo explotador. Para algunos puede parecer paradójico, que este pueblo nuestro que  es  y  se  proclama,  amante  de  la  paz,  se  prepare  para  la  guerra  convirtiéndose  en  un  pueblo  armado.  Pero  es  precisamente  porque conoce la guerra, porque tuvo que entregar para liberarse cincuenta  mil  muertos  y  millares  más  de  heridos  y  mutilados,  centenares de hogares destruidos o dañados, es que ama la paz, que  ansía  la  paz.  Es  porque  siguen  aún  día  a  día,  derramando  su sangre y sufriendo privaciones, que ama la paz y comprende, que para poder lograrla tiene que prepararse para la guerra. Pero al mismo tiempo, este pueblo con una trayectoria histórica única, que conoce por su propia y dolorosa experiencia el precio de la explotación y opresión, es que está dispuesto a todo, menos a interrumpir  su  proceso  revolucionario  o  a  ponerse  de  rodillas,  sabe, que también si quiere la paz, además de preparar la guerra, debe  preparar  las  condiciones  para  la  paz.  Tiene  que  esforzarse  por todos los medios a su alcance para que estos ataques provenientes  de  nuestras  fronteras  cesen;  para  que  esa  inminente  invasión  masiva  no  se  materialice.  Y  esto  es  así,  porque  sabe  que  cada gota de sangre patriótica que no se derrame es una gota de energía que resultará en trabajo revolucionario; que cada día de paz, aún relativa, es un paso más en la consolidación de lo que ha

logrado a través de su Revolución Popular Sandinista: seguridad, libertad, tierra, salud, educación, vivienda.

Preparar la paz requiere esfuerzo, dedicación, sacrificio, humildad revolucionaria. Pero nuestro pueblo está deipuesto a sacrificarse porque comprende, ¡que lograr la paz es su victoria!

Es también tarea fundamental de las diversas instancias de nuestro Gobierno Revolucionario que, en Contadora, en las Naciones Unidas, en la Organización de Estados Americanos, ante los parlamentos amigos, en la Unidos Interparlamentaria, en el Parlatino, en negociaciones bilaterales, en los grupos de solidaridad, en fin, ante todos aquellos que de una u otra manera puedan ayudarnos a mantener y hacer realidad la paz, con humildad solicitémosla.

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La paz como aspiración constante

La paz en cualquier rincón del mundo debe ser una aspiración constante que nos obligue a buscar en cada conflicto el dialogo constructivo, las posiciones justas y el respeto a la dignidad de cada uno de los pueblos; violar estos principios implicaría el surgimiento de más conflictos y tensiones; defenderlos nos compromete. La convivencia internacional no puede regirse por la ley del más fuerte; es imperioso el rescate del derecho sin tomar en consideración la extensión del país y su poderío militar, sino la justicia de su razón y de sus planteamientos. Nuestra nación he hecho de estos principios una practica cotidiana en sus relaciones internacionales y ha logrado proyectar la dignidad de nuestro pueblo en la lucha por la paz, por el establecimiento de un orden internacional justo y por la búsqueda de soluciones que representen los intereses de la humanidad.

No queremos una democracia falsa, mucho menos copias, ¡Queremos una democracia nuestra!, resultado de la realidad y la herencia de los pueblos, no aceptamos chantajes ni amenazas ni imposiciones de ninguna clase.

La grandeza de los pueblos consiste en su capacidad de escribir su historia y esto se logra con fortaleza, con convicción, con decisión y moral combativa.

Democracia como derecho a vivir en paz

¿Es posible continuar la consolidación democrática del proceso revolucionario, cuando nos cercan por todos lados? Mientras la más grave crisis económica campea por el mundo con su secuela de hambre, analfabetismo, mortalidad infantil, desempleo y nuestras empobrecidas economías hoy enfrentan, además, el grave problema del pago de la enorme deuda externa.

Frente a este desafío es imperiosa la unidad de toda la Nación en la lucha por vencer el hambre, la desnutrición, el analfabetismo, el desempleo, la mortalidad infantil, la escasez de viviendas, el atraso.

Queremos democracia, entendida como el derecho de vivir en paz, sin represión, sin temores; el derecho a expresarse, a organizarse, a manifestarse; el derecho a tener un techo digno, a la educación, a la salud; el derecho a tener un empleo y no morir de hambre; el derecho a vivir como un ser humano.

La democracia es modelada por nuestro pueblo con su participación abnegadas y decidida en las tareas revolucionarias.

Democracia, es el régimen económico que se asegura a hombres y mujeres sus necesidades básicas: alimentos, trabajo, vivienda, educación y salud, a medida que estas necesidades se van satisfaciendo la persona humana va adquiriendo su libertad total.

Democracia es el perfeccionamiento de las instituciones del Estado, vertebradas para acortar la distancia y hacer fluida la comunicación con las mayorías populares.

Democracia es la institucionalización ordenada, real y coherente de la participación popular organizada para la realización de los planes económicos, políticos y sociales.

Democracia es voluntad política, acción, legislación, agilidad en los organismos y mecanismos para efectivizar y garantizar los derechos políticos, sociales y culturales de nuestro pueblo[…]

Una Constitución Política que surge desde abajo

Ninguna de las muchas constituciones promulgadas a través de la historia republicana de Nicaragua han tenido mayor consenso que  lo  que  hoy  tenemos,  más  que  un  referéndum,  fueron  miles  de horas invertidas y miles de hombres y mujeres nicaragüenses las  que  aportaron  para  su  definición.  Por  todos  los  rincones  de  la geografía nacional en reuniones y cabildos, colegios e instituciones, cooperativas y gremios, con partidos políticos y sectores productivos  y  económicos,  con  seglares  y  religiosos,  con  civiles  y  militares;  en  fin,  con  toda  la  sociedad  nicaragüense,  se  supo,  se habló, se adecuó y se recogió; inquietudes, exigencias, aspira-ciones,  anhelos,  sueños  y  esperanzas,  para  ser  de  la  Carta  Fundamental  o  Constitución  Política  un  instrumento  moderno  que  garantizara  y  que  actualmente  garantiza  las  seguridades  de  este  pueblo  libre,  derivado  de  la  voluntad  popular. 

Involucrando a todos los sectores del país

Leamos entonces lo que Carlos Núñez Téllez, mentor, promotor y padre de la Constitución Moderna nos decía en diversas elocuciones al referirse a esta su Constitución. «No seremos  entregados  a  los  bárbaros  fieros,  porque  aquí  en  este país, en esta patria, en este pueblo, existen gentes humildes, que  producen,  combaten  y  luchan  y  como  Sandino  aman  esta  tierra tanto o igual que como él la amó». Nicaragua, este pequeño país caracterizado por la belleza de sus lagos y de sus volcanes; admirado por la heroicidad de su pueblo cuya tenacidad  y  perseverancia  fue  decisiva  en  la  búsqueda  de  la  liberación,  lucha  que  impactó  en  la  conciencia  del  mundo,  continúa  defendiendo con firmeza la integridad de su territorio y su soberanía y  fortaleciendo  la  institucionalidad  de  la  Constitución  Política  de  la  República,  tarea  en  la  cual  la  Asamblea  Nacional  involucró  a  todos  los sectores políticos y sociales del país, la cual fue aprobada por los siete partidos que la integran, promulgada frente al pueblo y respaldada por una amplia mayoría de la comunidad internacional, carta fundamental  que  en  su  artículo  primero  establece  que  la  independencia, la soberanía y la autodeterminación nacional son derechos irrenunciables del pueblo y fundamentos de la nación nicaragüense.

Se inaugura  este  día  una  nueva  etapa  de  la  profundización  democrática  del  proceso  revolucionario  nicaragüense.  Se instaura la  Asamblea  Nacional,  continuidad  del  Consejo  de  Estado  para cumplir importantes tareas derivadas de la voluntad popular, ex-presadas  directamente  en  las  urnas  electorales  por  los  distintos  sectores políticos, económicos, sindicales, sociales y religiosos de la Nación. Sectores  que  animados  por  un  profundo  espíritu  patriótico,  han  contribuido  con  entereza,  fidelidad  y  conciencia  política,  han encomendado a siete partidos políticos la tarea de elaborar la  primera  y  verdadera  Constitución  Política  de  Nicaragua  y  al  mismo tiempo, legislar para proseguir en Nicaragua, el perfeccionamiento político y jurídico del poder revolucionario, con la esperanza de que estas sean conseguidas sobre la base de la unidad más férrea, elemento indispensable para diseñar el sistema político que se establecerá en Nicaragua en los próximos años.

Sectores  que  marcharon  masiva  y  voluntariamente  a  las  urnas  electorales para ratificar el proceso revolucionario; para defender el futuro luminoso soñado por los 50 000 nicaragüenses caídos; para  reiterar  la  independencia  y  soberanía  de  Nicaragua;  para  rendir honor a los combatientes y pobladores civiles caídos después del triunfo; para elegir a sus gobernantes y partidos de preferencia; para derrotar la política imperialista de sabotear el pro-ceso  electoral;  para  demostrar  a  la  comunidad  internacional  su  voluntad de continuar creando una patria libre e independiente; para rechazar la guerra; para convertir en realidad los ideales de Sandino y Carlos Fonseca; para seguir construyendo esta nueva sociedad, edificada por todos y defendida por todos; en fin, para crear nuevos valores políticos y morales, donde la fraternidad, la ternura, el valor, la audacia y la responsabilidad, sean conductas de  cada  día,  defendiendo  con  ardor  la  tierra  donde  nacieron  y  vivieron  por  los  siglos  nuestros  antepasados  y  vivirán  nuestros  hijos y los hijos de nuestros hijos.

La  última  Constitución  Política  de  Nicaragua  fue  producto  de  los  pactos  Agüero-Somoza.  Si  bien  es  cierto  fue  derogado  por  el  Estatuto  Fundamental,  hasta  ahora  tendremos  la  oportunidad  de  discutir, elaborar y crear una nueva Constitución, dado el carácter provisional del Estatuto Fundamental que cumplió su papel de sustituir el viejo orden jurídico. A esta Asamblea Nacional le corresponde preservar la continuidad del nuevo orden revolucionario.

Cristalizar en documento magno el poder del pueblo

Para cumplir esta tarea, los representantes ante la Asamblea Nacional debemos conocer, estudiar a los grandes pensadores políticos de la historia de la humanidad, quienes a través de sus aportes a la teoría del Estado y al Derecho Constitucional nos han legado enseñanzas que debemos extraer para nuestros debates. De esta manera romperemos esa desastrosa práctica del pasado cuando se elaboraron y aprobaron múltiples constituciones que, como papel mojado, jamás fueron aplicadas en su totalidad. Esta  tarea  primordial  significa  cristalizar  en  un  documento  magno el poder del pueblo que logre incorporar los anhelos y sueños  de  los  héroes  y  mártires.  Una  Carta  Magna  intérprete  de la voluntad del pueblo de abolir la explotación, de desarrollar  cada  vez  más  la  democracia,  de  ampliar  cada  vez  más  las  libertades, de respetar sus derechos, de profundizar la cultura, de  generar  la  riqueza  y  distribuirla  justamente,  de  consolidar  ante  el  mundo  el  respeto  por  nuestra  soberanía  y  por  nuestra  revolución.

Una Carta Magna en concordancia con la realidad de Nicaragua y su revolución que establezca con claridad y precisión la definición del nuevo Estado revolucionario, los derechos de los partidos políticos, las libertades de organización y locomoción, los derechos idividuales y colectivos, la organización del Estado, la periodicidad electoral a nivel nacional y municipal, el papel de los Poderes del Estado y sobretodo, la dignidad de la nación frente a sus enemigos, la preservación de los derechos humanos de los nicaragüenses que trabajan  abnegadamente  al  interior  de  Nicaragua  en  la  construcción de patria liberada.

Una enorme responsabilidad, una tarea de todos

Será  realmente  la  primera  Constitución  Política  de  Nicaragua.  Es una enorme responsabilidad y como tal una tarea de todos, y realizada por todos. Vamos a cumplirla. Vamos a resolverla con el mismo sentido, tesón y firmeza con que sobrevivimos como nación a las  intervenciones  norteamericanas,  con  el  mismo  espíritu  con  el  que expulsó a los invasores del Ejército Defensor de la Soberanía Nacional, con la misma fortaleza con que resistimos 40 años de re-presión, con la misma fe que nos sostuvo para alcanzar la victoria, con la misma entrega con que vencimos la vergüenza histórica delsomocismo, con el mismo empuje para derrocar a la dictadura con la  misma  dignidad  de  la  reconstrucción  nacional,  con  la  misma  alegría de la revolución.

Todos  los  nicaragüenses  patriotas  y  orgullosos  de  ser  nicaragüenses  tenemos  algo  que  aportar,  algo  que  discutir,  algo  que  mejorar.  Y  volveremos  nuevamente  como  antes  a  visitar  casa  por  casa,  fábrica  por  fábrica,  escuela  por  escuela,  barrio  por  barrio, cooperativa por cooperativa, comarca por comarca, de norte a sur, de este a oeste, por montañas, campos y ciudades, a  recorrer  la  geografía  nacional  preguntando  al  pueblo  cómo  quiere  su  patria,  cómo  quiere  su  país,  cómo  quiere  su  revolu-ción; y recogeremos todas las propuestas y escribiremos la vo-luntad del pueblo en la Constitución Política

Dijo Sandino: «Queremos probar a los pesimistas que el patrio-tismo no se invoca para alcanzar prebendas y puestos públicos; se demuestra con hechos tangibles, ofrendando la vida en de-fensa de la soberanía de la Patria, pues es preferible morir que aceptar la humillante libertad del esclavo». Nosotros somos libres. El pueblo nos ha elegido para bandera. No claudiquemos que la historia recogerá en sus páginas, con trazos imborrables, la gestión de 92 hombres y mujeres que consecuen-temente cumplieron el mandato del pueblo al crear con honor y con orgullo la primera Constitución Política de Nicaragua.

Cuando  en  la  sesión  ordinaria  del  19  de  agosto  de  este  año  la Asamblea Nacional expresaba su beneplácito por los resultados obtenidos en la Cumbre de Presidentes Centroamericanos, realizada en Guatemala los días 6 y 7 de agosto de 1987, este Poder del  Estado  se  sumó  al  júbilo  de  los  pueblos  centroamericanos  por los buenos augurios llegados de Guatemala en signos y señales promisorios de paz.

Con el propósito de que los nicaragüenses conmemoremos de manera  solemne  la  promulgación  de  la  primera  Constitución Política de la nueva Nicaragua, ya que ella plasma en su conte-nido, los genuinos intereses y aspiraciones de nuestro pueblo, la Asamblea Nacional consignó que el 9 de enero de cada año se celebrará como «Día de la Constitución Política». El Poder Legislativo nicaragüense aprobó en su sesión del 9 de junio la “Ley de Promesa Constitucional”, reiterando que el respeto a  nuestra  Constitución  es  un  deber  ineludible  de  todos  los  ciudadanos; tal obligación se hace más imperiosa para los funcionarios que ejercen cargos públicos, ya sea por elección o nombramiento. De esta manera, los funcionarios, al asumir sus cargos en beneficio del pueblo, deben prestar promesa bajo plena e irrestricto apego a la Constitución.

Siendo  de  suma  necesidad  que  este  Poder  del  Estado  regulara  sus facultades y atribuciones y sus relaciones con los otros poderes  dentro  del  marco  Constitucional,  la  Asamblea  Nacional  elaboró y aprobó el 28 de julio de 1981 su primer Estatuto General, instrumento que contiene las normas que rigen los debe-res y derechos de los representantes ante la Asamblea Nacional, su estructuración tanto de la Junta Directiva como de las comisiones de trabajo. Establece el procedimiento para la formación de  las  leyes  e  igualmente  normas,  entre  otros  procedimientos  especiales  para  la  ratificación  del  Estado  de  Emergencia,  la  aprobación  de  tratados  internacionales  y  la  interpretación  auténtica de la ley. Nuestro pueblo en este Foro edifica también su futuro y la Legislación constituye uno de los fundamentos del ordenamiento de la nueva sociedad que hoy construimos. Solo por el cauce de la  legislación  puede  llevarse  normalmente  la  política  social  y  económica que caracteriza al estado moderno. El pueblo de Nicaragua está en deuda con Carlos Núñez Téllez […]

¿Cuál es la próxima tarea?

Al finalizar su libro Un pueblo en armas nos brinda una evocación que dice:

«La meta  había  sido  conseguida;  para  siempre,  la  dictadura  más  feroz de América Latina estaba enterrada en lo más profundo de la  tierra  por  la  fuerza  del  pueblo  armado.  Ya  Augusto  C.  Sandi-no podía andar libremente por las calles, por los caminos, por las montañas de  Nicaragua,  observando  las  carreras  de  los  niños,  el  trabajo de los jóvenes, confiando en el futuro; la paz y la tranquilidad reflejadas en los rostros sufridos de los ancianos, las sonrisas anchas y hermosas asomando por las comisuras de los labios de las muchachas. Por fin podríamos decirles a Carlos Fonseca y a Germán Pomares:  hermanos,  no  los  olvidaremos;  generaciones  tras  generaciones  vivirán  recordándolos,  como  sus  maestros  y  guías;  estén tranquilos, Nicaragua ya nunca más volverá a ser conquista-da ni ofendida ni humillada. Comandantes: Las órdenes de ustedes han sido cumplidas por sus alumnos. ¿Cuál es la próxima tarea?»

Fuente: Prólogo del libro “Un pueblo en armas”. Asamblea Nacional, 2013

Puedes leer el libro completo aquí

https://studylib.es/doc/8601332/un-pueblo-en-armas—asamblea-nacional-de-nicaragua