Barricada

30 años de la publicación del libro “Un grano de maíz”

«Pienso que un revolucionario no puede pensar en la gloria. Un luchador debe darlo todo por el triunfo de una idea, de una causa. […] Que las ideas prevalezcan, que la obra prevalezca, eso es lo que importa.

[…] Prefiero mil veces pensar en el lugar que les corresponderá a las causas que estamos defendiendo, a las ideas justas. […] Tú no ves nunca a Martí hablar de su proyección histórica, lo ves consagrado a la obra de la Revolución. Una de las frases más bellas que en mi vida leí de Martí decía: «Toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz»

Son insondables los misterios de la vida.  El 13 de agosto de 1926 nació en Birán, en el oriente Cuba, Fidel Alejandro Castro Ruz.   El 13 de agosto de 1930, en Matagalpa, Nicaragua, vino al mundo Tomás Borge Martínez.    Ambos dedicaron su vida al proyecto revolucionario, sin descanso, hasta el último aliento de vida. 

Fidel Castro, encabezó el asalto al Cuartel Moncada el 26 de julio de 1953, para iniciar la lucha para derrocar al gobierno dictatorial de Fulgencio Batista.  Fue encarcelado junto a un grupo de sus compañeros en el Reclusorio Nacional para Hombres de Isla de Pinos, siendo puesto en libertad el 15 de mayo de 1955.   Se exilió en México, país en el que proclamó el primermanifiesto del Movimiento 26 de Julio (M-26-J).  Después fue el Comandante en Jefe de la expedición del Granma y de la campaña del Ejército Rebelde en la Sierra Maestra, hasta el triunfo revolucionario del 1 de enero de 1959.  

Tomás Borge Martínez, desde su juventud, al lado de Carlos Fonseca Amador, se integró tempranamente a la lucha para derrocar la dictadura somocista.   Fue perseguido, encarcelado, torturado, sin doblegarse jamás.  Participó en la fundación del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) en el año 1961.  Fue el único miembro fundador que logró ver el triunfo de la Revolución Popular Sandinista el 19 de julio de 1979.

Toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz

Combatientes, pensadores, escritores, elocuentes oradores, anti dogmáticos, características comunes a estos dos grandes hombres, arquetipos del militante que ha consagrado su vida a las causas más nobles de la humanidad.     Estos extraordinarios dirigentes decidieron tener una conversación en la cual el comandante de la Revolución Tomás Borge, entrevistó al Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz.   Este histórico dialogo se realizó entre el 18 y 20 de abril de 1992, hace treinta años. Fueron más de diez horas en las que ambos conversaron sobre la coyuntura de ese tiempo y los posibles escenarios futuros.    Eran años de incertidumbre, se había disuelto la Unión Soviética, se había reunificado Alemania, en Nicaraguase había instalado el primer gobierno neoliberal, tiempos en que algunos ideólogos de derecha proclamaron el fin de la historia, la derrota definitiva del socialismo y el encumbramiento de occidente en un mundo unipolar.   En las filas revolucionarias se dieron algunas deserciones, el abandono de los principios por parte de los oportunistas, que buscaban una posición acomodada.   Fidel, con una mirada estratégica hacia el futuro, dijo que esto pasaría, que era transitorio, que este periodo agobiante sería transitorio.  Tomás, por su parte, añadió que este periodo era una nube insolente y oscura que ocultaba por un rato la luz del sol.

Estas conversaciones entre Fidel y Tomás, se publicaron con el título “Fidel Castro.  Un Grano de Maíz.  Conversaciones con Tomás Borge. 

En un discurso pronunciado el 1 de enero de 1984, en Santiago de Cuba, el comandante Fidel Castro, había expresado, recordando al Apóstol de la libertad de Cuba, José Martí:  «Nunca nos dejaremos arrastrar por la vanidad y por la ambición, porque —como dijo nuestro Apóstol— ‘toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz’, y no hay satisfacción ni premio más grande que cumplir con el deber”.   De allí el título del libro.

El legado del pensamiento de Fidel y Tomás

Así como Fidel reivindicó el pensamiento martiano, como guía de la revolución cubana, Tomás, junto con Carlos Fonseca, levantó las banderas del General Augusto C. Sandino.   Ambos nos enseñaron que no hay que olvidar la historia de los pueblos.

Que los verdaderos revolucionarios no se venden ni se rinden, mucho menos entregan a los opresores.  Los que pactan dejan de ser revolucionarios, son indignos de llamarse compañeros.

La importancia de la unidad de pensamiento y acción de todas las personas, mujeres y hombres, que tienen fe en el futuro de los pueblos, en la construcción renovada del socialismo, y trabajan día a día por llevar adelante las transformaciones sociales, políticas, económicas.

Hoy cuando se ciernen amenazas sobre nuestros pueblos y el Águila intenta clavar sus garras, sigue vigente el pensamiento del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, y del comandante Tomás Borge Martínez.   Hoy alzamos nuestras banderas rojinegras en su memoria.

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