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Moisés Absalón Pastora: Dios es Dios y con él no se juega

Tengo una idea muy clara de lo que es Dios, de lo que nos representa Dios como guía universal, cómo el Padre Grande, Inmenso, Omnipotente que todo lo puede, Omnipresente que está en todas partes, Omnisciente que todo lo sabe.

Hablamos entonces de una deidad que no es natural debido a sus características y connotaciones espirituales que nos representan una autoridad reconocida por todo nuestro mundo porque Él es el Creador de todo lo que somos y esa es la evidencia irrefutable de la grandiosidad de su ser.

Al Padre, al Dios grande, no le vemos físicamente, al menos desde el plano de vida que tenemos. No existe una gráfica fotostática que nos muestre como es realmente que no sea la imaginaria de quienes nos sugieren como puede ser, pero eso sí desde todas las religiones existentes sabemos que hay un Dios, que todo lo ve y todo lo sabe.

Algunos ateos con los que me he encontrado en el andar de los días, que saben que soy Cristocéntrico, no religioso, ni congregado a ninguna iglesia, me salen con eso de cómo saber si Dios realmente existe y responder a eso es realmente fácil; Solo alguien como Dios pudo diseñar a los seres para crear la vida tal como Él la concibió; Gracias a Él respiramos porque el hombre no ha sido capaz de crear oxígeno, ni agua, ni tierra para sembrar y cosechar; Él nos creó la naturaleza, los bosques, océanos, lagos, lagunas, ríos, les especies animales y todos los elementos que son la materia prima sobre la cual construimos el mundo.

Dios nos creó el universo sobre el cual aún somos ignorantes y egoístas porque siendo los terráqueos, apenas un granito de mostaza en el incalculable espacio sideral o sea nuestro espacio exterior, nos llegamos a creer que somos los únicos y que estamos solos, aunque cada vez es más frecuente la evidencia que estamos siendo visitados por extraterrestres que navegan en Objetos Voladores No Identificados, los OVNIS, cuyos avistamientos han sido grabados, aunque las agencias de seguridad del mundo traten de ignorarlos.

Dios sin embargo y más allá de todo lo expresado nos ha dado “libre albedrio” que es la potestad que el ser humano tiene de obrar según considere y elija. Esto significa que las personas tienen naturalmente libertad para tomar sus propias decisiones, sin estar sujetos a presiones, necesidades o limitaciones, o a una predeterminación divina o sea la de Dios.

El libre albedrío significa que el ser humano tiene libertad tanto para hacer el bien como para hacer el mal. Esto, desde luego, tiene sus implicaciones éticas y morales, pues el individuo que actúa según su libre albedrío es también responsable de sus acciones, tanto si cuentan como aciertos o como errores, es decir Dios nos hizo a su imagen y semejanza, teniendo en Adán y Eva sus modelos, pero para hacer saber lo fundamental de la vida como es la autoridad y la disciplina, les dio también libre albedrío con la advertencia de no tocar el fruto prohibido y fueron entonces Adán y Eva quienes escogieron entre el bien y el mal y estos optaron por dejarse encantar por la serpiente, por el demonio rastrero y se enredaron porque de las consecuencias el culpable no fue Dios sino ellos.

Cuando a los seres humanos nos pasan cosas extraordinariamente buenas llegamos a pensar que eso es gracias a nosotros mismos y muy lejanamente realizamos que estamos frente a un milagro, pero cuando metemos las de andar y vienen las desgracias y las tragedias al primero que le echamos la culpa es a Dios.

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Dios no es culpable de nada que nos pase o de lo que resulte de nuestras decisiones. El desde mucho antes del principio de la vida y la civilización había decidido sus reglas y las escribió con su fuego divino en las tablas de Moisés de manera que sus leyes y su palabra en la Biblia fueran la sugerencia de siempre para no equivocarnos, pero sobre todo para no jugar con Él, porque si hay algo que a los creyentes nos resuena siempre en el cerebro es que ¡CON DIOS NO SE JUEGA!

A propósito del tema siempre he dicho que toda persona tiene derecho a tener sus ideas políticas y expresarlas, pero todo tiene su lugar y su forma y dado que los teólogos, los estudiosos de la palabra de Dios y su Divinidad, deberían entender esto más que nadie, más que los mismos laicos, debo hacer algunas observaciones.

No quiero sonar como predicador ni nada que se parezca. Soy pecador, como todos los de carne y hueso, pero Galatas 6:7 desde las diferentes expresiones bíblicas existentes, aunque con algunas variantes, casi imperceptibles, por cierto, sostiene en su fondo una sentencia muy precisa y es aquella que reza; “NO SE ENGAÑEN: DE DIOS NADIE SE BURLA. CADA UNO COSECHA LO QUE SIEMBRA”.

Los que conocen de Dios seguramente se conectaran con el significado de esta frase y los que no, en su ateísmo o agnosticismo, que para mí es lo mismo, también, porque individuos tan carnales como ellos, pero enfundados en una sotana y también en trajes muy elegantes desde los cuales predican en calidad de pastores, muchas veces terminan peligrosamente jugando con Dios y eso visto desde la espiritualidad o desde la ética propiamente dicha, es algo lesivo para todo ser humano y nosotros los nicaragüenses sabemos muy bien que aquí hay hombres que siendo profesionales de la fe descaradamente juegan con Dios, se burlan de Dios y con sus actitudes terminan sepultando la religión de la cual se creen dueños absolutos y universales.

Muchas veces, cuando hacemos mofa de algunas circunstancias y nos pasamos de graciosos tomando el nombre del Creador para manosearlo en cosas, expresiones o acciones mundanas, y en el momento, alguien nos hace la observación o el detente con la frase “NO JUGUES CON DIOS O CON DIOS NO SE JUEGA”, sí creemos en Él, inmediatamente recapacitamos y en la intimidad de nuestro pensamiento o en voz alta, frente al mismo que nos llamó la atención, reconocemos que efectivamente que con Dios no se juega y nos disculpamos y pedimos perdón a Dios, porque con Él no se juega.

En una ocasión un amigo, que está felizmente casado, que trabaja en un medio de comunicación se me acercó para decirme que tenía un romance extramarital con una colega que no sabía que él ya tenía esposa y me dijo que estaba a punto de acostarse con ella, que él sabía que eso no era correcto, pero que los deseos de la carne eran mucho más poderosos que el pecado a consumar y que estaba en un dilema y que qué hacía. Yo le dije que no se preocupara, que lo hiciera si era su deseo, pero que procurara que Dios no se diera cuenta.

Cristiano como es el colega me respondió molesto porque dijo que yo no le ayudaba en nada porque de Dios nada se oculta, porque Él todo lo sabe, Él todo lo ve, Sabe que pensamos, Nos conoce desde antes de haber sido concebidos y es ahí donde está el detalle porque nadie que le ame puede jugar con Él.

Hay gentes que por creer ciegamente en una sotana no se percatan que lo que existe debajo de ella es un hombre común y corriente que en la cotidianidad de la vida puede ser cualquier cosa, pero que utiliza los púlpitos para vestirse con una santidad que ni los Ángeles tienen y es tanto su nivel de influencia en algunos feligreses que estos llegan a molestarse porque según ellos un “profesional de la fe” equivale a un santo y que lo que dice es Palabra de Dios y claro por esas misma razón cuando uno no cree que eso sea así se molestan, cuando la evidencia está en las propias actitudes hasta de los altos jerarcas de la Iglesia Católica Nicaragüense que por meterse en cuerpo y alma al campo político dejaron de evangelizar o lo que es igual decir dejaron de predicar e interpretar la Palabra de Dios.

La Iglesia Católica nicaragüense atraviesa hoy por hoy la peor crisis de su historia. Nunca antes sus templos lucieron tan vacíos, nunca antes los evangélicos habían estado tan cercanos a sobrepasarlos como ahora y nunca antes el rol de tantos obispos y sacerdotes habían sido tan políticos que los púlpitos pasaron de ser estrados de evangelización para convertirse en tribunas de discursos políticamente incendiarios y nunca los templos, iglesias o catedrales, como en estos tiempos, habían pasado de ser casas de oración a ser sedes de partidos políticos o peor de terroristas.

Nada de lo que estoy expresando ni es nuevo ni puede sorprendernos porque la iglesia católica que se sintió profundamente afectada, cuando la modernidad impuso la separación Estado-Iglesia, lo que quiere es volver a aquellos tiempos donde un Obispo era un poderoso Señor, al que había que besarle el anillo y lamerle los pies y lo que decía era palabra de Dios, por eso desde 1990 fue visible el surgimiento en la actual Conferencia Episcopal de Nicaragua de un bloque fundado por el terrorista de Juan Abelardo Mata que se convirtió en un gestor fracasado de la fenecida unidad liberal.

Quien no recuerda a este magnate que tiene su feudo económico, familiar y hogareño en Estelí cuando era el intermediario para que Arnoldo Alemán y Eduardo Montealegre se rejuntaran como dice el indio en la casa de Cecilia Sánchez q.e.p.d, en las Colinas. Yo tengo las actas donde este sacerdote, que llegó al extremo de amenazar de muerte al presidente de la República, Daniel Ortega, firmaba hasta con el detalle de los suspiros las actas de aquellas reuniones donde actuaba como un político más y como enlace de la Embajada Norteamericana que de tanto incidir lo que al final consiguió es que no hubiera, como nunca lo habrá, lo que seguirá siendo la ilusión de la unidad liberal.

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Después de Mata, que, si mata, quien apareció en el escenario fue Silvio Báez, con el que hizo mancuerna y estos dos comenzaron a descubrir más tarde en Rolando Álvarez una serpiente tan venenosa que bien valía consagrarlo como Obispo y entonces lo recomendaron con los santos oleos de Leopoldo Brenes que por mucho tiempo se mantuvo ignorado en Matagalpa hasta que en sustitución de Miguel Obando y Bravo fue nombrado arzobispo de Managua y más tarde Cardenal.

Estos cuatro, aunque Silvio Báez no esté aquí aunque tampoco en el Vaticano donde falsamente dijo haber sido convocado por el Papa para ayudarle a gobernar la sede de Roma, pues hasta insinuó que Francisco no podía por sí solo, son en realidad los cuatro jinetes del apocalipsis desde la Conferencia Episcopal de Nicaragua donde no es cierto que existan pensamientos en una sola línea pues hay divergencias tan profundas en el manejo político de los acontecimientos nacionales, que son las que han evitado que los más extremistas, esos que con nombre y apellidos menciono, salgan con posiciones incendiarias que conduzcan al país a un baño de sangre más grande que el que ya consumaron a partir del 18 de abril de 2018.

Lo más reciente y lo más visible, con su dejo imitador del cardenal Miguel Obando y Bravo, es Rolando Álvarez, la criatura de la conferencia episcopal, que por sus actos está bajo investigación y bajo resguardo domiciliar. Este obispito decía desde los púlpitos a los oposicionistas de qué debían ocuparse, en qué no debían pensar, qué debían hacer y otras ordenanzas, que siempre lo pintaron como político.

Por otro lado Leopoldo Brenes, que tiene mucha razón en reconocer que están siendo mal visto por una inmensa mayoría de la sociedad, al extremo de que se les ha perdido totalmente el respeto, ya no emite pastorales evangélicas sino que ya es normal para él hacer manifiestos políticos que no son de su competencia como supuesto Pastor de la Grey Católica de Nicaragua porque se olvida que los feligreses que optaron por la religión que representa está compuesta por un universo de pensamientos políticos e ideológicos que no son los de él, es más, que son diametralmente opuestos a su visión y que por tal han preferido buscar alero en otras iglesias, que, como la evangélica al menos son menos partidarias y sesgadas que la católica.

Muchos hoy tenemos certeza que las religiones no salvan. Muchos decidimos solo tener a Cristo como centro de nuestras vidas, porque hombres tan comunes y corrientes como nosotros, jugaron con nuestro Dios y pretendiendo vendernos santidades, se tiraron a la promiscuidad de la cotidianidad mundana desde donde se desnudaron como abusadores de niños, falsos profetas, alcohólicos y politiqueros.

Dios crea a cada ser humano con un buen propósito y que triste cuando en nuestros deseos egoístas no lo valoramos y más triste aun cuando quienes más lo hacen sean esos profesionales de la fe, disfrazados con sotanas, que están más llamados que nadie a dar el ejemplo, a ser la manifestación más fiel y moral de que con Dios no se juega porque caen en un terreno aborrecible en el que todos los dedos los señalan.

En la vida cristiana Dios nos capacita con dones que son habilidades para el servicio y debemos valorarlos, usándolos con madurez y gratitud para el bien. Cuidémonos de no jugar con Dios y con lo que Él nos da, pues todo tiene sus consecuencias.