El 6 de julio de 1979, hace 44 años, en el marco de la Ofensiva Final, el Hospital San José de Rivas fue mortereado y quemado por la Guardia Nacional de la dictadura Somocista. En esta masacre, 5 personas murieron calcinadas. También resultó gravemente herida por un charnel de mortero la niña de 5 años María Auxiliadora Jiménez Gómez, quien falleció posteriormente. Hoy rendimos homenaje a la memoria de estos Héroes y Mártires, a través de una breve reseña que nos compartió la militancia de Rivas.
A partir del 29 de mayo de 1979, con la entrada de la Columna “Francisco Gutiérrez” del Frente Sur Benjamín Zeledón a Rivas, iniciaron los combates contra la Guardia Nacional en los distintos barrios de la ciudad y sobre todo en la parte Sur. Instalando el Comandante Ezequiel su puesto de mando en el sector de El Palmar en Tola.
Se desarrollaron combates intensos en los sectores de La Puebla, El Palenque, sector de la Escuela de Agricultura, el cementerio, centro de la ciudad y otros. Esto provocó que muchas familias buscaran refugio en el Hospital San José, era un pequeño hospital con capacidad de 40 camas y 15 para niños, y un quirófano, estaba ubicado exactamente donde hoy funciona el Centro de Salud “Mannin Renner”, nombre que fue elegido en homenaje a este médico originario de Río San Juan, que dio su vida por la liberación de Nicaragua el 9 de junio de 1979, en la zona de El Naranjo en el Frente Sur.
En esos días, el director del hospital era el Doctor Guevara. Para esa fecha, ya habían transcurrido 38 días de combate en la ciudad entre las fuerzas del Frente Sandinista y la Guardia Nacional. La Guardia atacaba con bombardeos aéreos y disparos de morterazos hacia los distintos barrios de la ciudad. En este hospital se atendían tanto a guerrilleros como a pobladores.
Fue así, como el día 6 de Julio de 1979, estando albergadas alrededor de mil personas en el hospital, comenzaron a caer morteros en los alrededores, cayendo uno en el patio trasero, lo que provocó heridos, entre ellos la niña María Auxiliadora Jiménez Gómez de 5 años, por lo que un grupo de personas, junto a su familia, lograron trasladarla hasta el barrio Las Piedras, donde murió al día siguiente y la tuvieron que enterrar en el patio del compañero Ramón Urbina.
Ante esa situación, le llegó información al comandante Ezequiel que la Guardia Nacional atacaría al hospital, por lo que de inmediato dio la orden de evacuar el mismo. Designó para ello a un grupo de guerrilleros que ayudaran y acompañaran la salida de estas personas hacia el lado oeste de la ciudad, buscando refugio en distintas casas y familias. Esta evacuación inicio en horas del mediodía.
Mientras estas familias buscaban refugio, aproximadamente a las 5 de la tarde, un grupo de la GN entró por la parte trasera de la Iglesia San Francisco y procedieron a incendiar el hospital, aún con personas adentro, como una expresión clara del actuar criminal de la GN.
Ante esto, el Comandante Ezequiel designó a un grupo de compañeros (entre ellos el Compañero Simón) para ayudar a sacar a las personas que aún quedaban atrapadas. De esta forma, se intentaba salvar vidas.
Sin embargo, por las intensas llamas, quedaron atrapadas 4 personas y no pudieron ser rescatadas (según el testimonio del Compañero Manuel Bermúdez, quien trabajó por muchos años en el hospital). Las víctimas del criminal ataque, perpetrado por la GN, fueron
– Narcisa: una señora de unos 70 años, que por muchos años vivía y ayudaba en el hospital. Era una señora bajita, de tez morena. Ella era ayudante del personal de limpieza y cocina.
– Apatu: un señor de unos 50 años, con problemas mentales, llegaba a dormir al hospital. Era un señor alto, delgado y moreno.
– Paciente femenina desconocida: ingresada en el área de maternidad, padecía rigidez por tétano. Era morena, delgada. Ella no pudo ser evacuada.
– Paciente desconocida ingresada en maternidad.
– Andrés Hernández Lang: ingresado en sala de varones, de unos 80 años aproximadamente, internado por enfermedades crónicas a personas de la tercera edad.
¡Somocismo, Nunca Más!
¡Gloria Eterna a nuestros Héroes y Mártires!
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