Stalin Vladímir Centeno
Para quienes están esperando que llegue el día martes 05 de noviembre en este 2024 e ir a votar ya sea por el repúblicano Donald Trump o la demócrata Kamala Harris.
Y que uno de ellos sea el que gobierne desde la Casa Blanca, los destinos de esa nación estadounidense.
Les daré una mala noticia, que estoy seguro ya saben pero intentan ignorar desde su mismo subconsciente.
Ni Trump ni Kamala cuales quiera que obtenga mayoría en el viciado colegio electoral gobernará ha EE.UU. Que dicho sea de paso es un fraude monumental, en vista que en el imperio yankee no gana la presidencia quien logra la mayoría del voto popular en todos lo estados sino quien obtiene más votos en el tal colegio electoral.
Pues deben de saber que no mandará y que será un presidente o presidenta decorativa y estilista, pues quien en realidad tendrá el poder absoluto, como de costumbre, será la sangrienta organización de la llamada «industria de las armas».
Aquí un ejemplo. La Asociación Nacional del Rifle (NRA). Es capaz de bloquear el control de armas en EEUU. Y hasta el día de hoy nadie ha conseguido doblegarla en sus más de 150 años de sangrienta historia.
Ah, no me creen? esta organización tiene a medio Congreso metido en el bolsillo gracias a las generosas donaciones a campañas políticas, pero para decirlo más fácil, los congresistas le vendieron sus almas negras a este diablo.
Aquí, constatamos la realidad de su poder y encontramos que sólo en 2016 donó cerca de 50 millones de dólares a campañas y candidatos de las elecciones presidenciales. Además, de acuerdo con la plataforma Fact Check, la entidad invirtió 22 millones de dólares en anuncios televisivos que pedían la victoria o la derrota de políticos específicos.
Entre los afortunados se encontraba en ese entonces el expresidente Donald Trump, a quien la entidad apoyó con 1,9 millones. También gastó 7,5 millones en atacar a la candidata demócrata, Hillary Clinton.
Para que quedemos un poco claros, el de Trump no es un caso aislado, sino que el lobby de las armas es un importante patrocinador de las campañas del Partido Republicano.
Por eso no es raro escuchar al senador de Texas, Ted Cruz, a la gobernadora de Dakota del Sur, Kristi Noem, o al propio Trump defender públicamente a la organización.
Este negocio de la muerte, lo han fortalecido cuenteando o enganchando a los estadounidenses y si bien es cierto que ambos partidos se benefician, es el Partido Republicano quien saca la mayor tajada porque ellos y esta organización comparten la férrea defensa de la segunda enmienda a la Constitución de EEUU que garantiza el derecho de los ciudadanos «a poseer y portar armas».
Ese es también el máximo objetivo de la Asociación Nacional del Rifle, que realiza cursos de entrenamiento de tiro y organiza eventos de ventas de armamento por todo el país.
Si hacemos cuenta, los cadáveres en estados unidos ya pronto no tendrán, donde ser enterrados porque con tantas muertes que esta organización armamentística junto a los políticos corruptos que han provocado, pues ya hasta se perdió la cuenta.
Por ejemplo, esta Asociación Nacional del Rifle, fue fundada en 1871 por dos veteranos de la Guerra Civil de Estados Unidos, la asociación se sustenta en una lógica sencilla: si se enseña a la gente a usar las armas «de forma eficaz y segura»
Se contribuye a construir un país más seguro. O, en palabras de su vicepresidente, Wayne LaPierre, «lo único capaz de detener a un tipo malo con un arma es un tipo bueno con un arma».
Todos estos viejos panzones dueños y socios de este sangriento negocio, se han enriquecido y llenado los bolsillos con billones y billones de dólares, de sangre inocente.
Indagamos en datos que nos dan la razón de lo antes expuesto.
Por ejemplo: Datos del IBISWorld señalan que los ingresos de la industria de la fabricación de armas y municiones está actualmente valorada en 19.500 millones de dólares. Y los ingresos van in crescendo: en lo que llevamos de año han aumentado un 1,6% gracias al aumento de las compras.
Sin ir más lejos, el año pasado 5,4 millones de norteamericanos compraron un arma por primera vez, según datos de la National Shooting Sports Foundation.
Una buena noticia para los cinco millones de afiliados que la NRA dice tener, aunque podrían ser muchos más. Hay estudios que sostienen que la cifra real podría alcanzar los 19 millones de personas.
Se sabe también que ocho de cada diez seguidores votan a los conservadores. Un perfil bien definido que también tiene e influye en el enorme poder que tiene la organización sangrienta en Estados Unidos.