“Un Darío infinito, un Sandino infinito, inmenso. Somos bendecidos, privilegiados, con una cultura que nos llega por tradición, por historia, una cultura que es de poesía y que es de valor, de exigencia de los que merecemos, soberanía, dignidad, paz”
Cra. Rosario Murillo, 16 de enero de 2023
En ocasión del 156 Aniversario del natalicio de Rubén Darío, el Equipo de Barricada les invita a conocer un poco más sobre la vida de nuestro poeta.
Félix Rubén García Sarmiento, hijo de Manuel García y Rosa Sarmiento, nació en el pequeño pueblo de Metapa, hoy Ciudad Darío, el 18 de enero de 1867.
En la ciudad de León, a las hijas e hijos del señor Darío, tatarabuelo de Rubén, les decía los Daríos, las Darías, así desapareció poco a poco el apellido primer apellido hasta el punto que se legalizó y todos asumieron el Darío.
El niño poeta fue creciendo en León, en ese entonces centro intelectual del país, capital de Nicaragua hasta 1851, en medio de las tertulias de los amigos liberales de su abuelo. Traía el don de la música y el verso, destinado a esparcir por el mundo la magia de su pluma, los torrentes de palabras, de prosa, crónica, poesías que como ríos caudalosos nutrieron el alma de Nuestra América. Así fue la revolución del Modernismo, del cual fue el principal exponente.
Rubén, Príncipe de las Letras Castellanas, paisano inevitable, como le nombró el poeta vanguardista José Coronel Urtecho, es pilar de nuestra identidad nacional nicaragüense, a la par del General Augusto Nicolás Calderón Sandino, General de Hombres y Mujeres libres.
Los escasos 49 años de su luminosa vida, fueron vividos intensamente. Su poesía de infancia, adolescencia y juventud que asombraron a su pueblo. El primer viaje a El Salvador cuando solo tenía 15 años, y era tímido, flaco y de larga cabellera, como vestían los bohemios de la época. Llevaba, como el escribió, una estrella en la mano, y era ya un libre pensador, unionista, revolucionario, anti eclesial e incendiario.
En El Salvador fue acogido paternalmente por el presidente Rafael Zaldivar, que le asignó una mesada para su sostenimiento. El presidente salvadoreño le pidió escribir un poema en homenaje al General Simón Bolívar, con motivo del centenario de su nacimiento, lo que cumplió con creces. El 24 de julio de 1883, el poeta de 16 años, estrenando su primer frac yo ante la flor y nata de la sociedad salvadoreña, leyó su oda “Al Libertador Bolívar”, compuesto de 255 versos, al estilo de la poética italiana cultivada por Garcilaso de la Vega, fray Luis de León y San Juan de la Cruz.
En estos versos de fuego patriótico, el joven Rubén Darío, advierte que la espada vengadora del libertador y de nuestros héroes debe permanecer altiva y vigilante, para defender la libertad de los pueblos.
A su regreso a Nicaragua da a imprimir en la Imprenta Nacional de Managua su libro intitulado “Primeras Notas, fechado por el mismo Darío en 1885, pero que vio la luz pública en 1988.
Luego el venturoso viaje a Chile, donde se publicó su emblemático libro “Azul”, el 30 de julio de 1888, en Valparaíso. Después vinieron los años errantes de Rubén Darío, llenos de gloria de como poeta, cronista, periodista y diplomático. Los años de la conquista del mundo, la fama, la gloria. El príncipe las letras castellanas fue reconocido como el padre del movimiento literario conocido como Modernismo, del que también formó parte José Martí, y que se diseminó por América y Europa.
La vasta obra de Rubén Darío se organiza cronológicamente de la siguiente manera: POEMAS DE ADOLESCENCIA (1878-1881); POEMAS DE JUVENTUD (1881-1885); EL SALMO DE LA PLUMA (1883-1889); EPISTOLAS Y POEMAS (1889); RIMAS Y ABROJOS (1887); CANTO EPICO Y OTROS CANTOS (1887); AZUL (Valparaíso, 1888, y Guatemala, 1890); PROSAS PROFANAS Y OTROS POEMAS (Buenos Aires, 1894, y París, 1901); ESPAÑA CONTEMPORANEA (1901); CANTOS DE VIDA Y ESPERANZA (1905); EL CANTO ERRANTE (1907); POEMAS DEL OTOÑO Y OTROS POEMAS (1910); BALADAS Y CANCIONES (1896-1910); LIRA POSTUMA (1921).
Infinito como el azul cielo que cubre la patria, que iluminó con sus versos de luz, música y metáforas, dando nuevos bríos a la lengua castellana.