El consultor de la Coalición Antártica y del Océano Austral (ASOC), Ricardo Roura, expresó su preocupación por el creciente turismo en la Antártida, una región frágil y vulnerable cuya conservación es motivo de alerta para las partes del Tratado Antártico y organizaciones ambientales.
Roura advirtió que el número de visitantes ha aumentado significativamente tras la pandemia de la Covid-19, alcanzando los 124 mil turistas en 2024, cifra que podría continuar en ascenso. Este incremento, impulsado principalmente por personas con alto poder adquisitivo, genera presión sobre uno de los últimos espacios naturales vírgenes del planeta.
El impacto del turismo fue uno de los temas abordados en la 46.ª Reunión Consultiva del Tratado Antártico, celebrada en India en mayo de 2024, donde representantes de más de 56 países debatieron sobre la gestión sostenible del territorio, los efectos de la actividad humana y la crisis climática en el continente blanco.
La Antártida es un territorio sin propietarios, protegido por el Tratado Antártico de 1959, que la designa como un espacio dedicado a la paz y la ciencia, prohibiendo la exploración de recursos naturales. Sin embargo, Roura advirtió que el tratado enfrenta presiones, ya que algunos países miembros mantienen posturas divergentes sobre su gestión.
El experto subrayó que el turismo en la región está en constante expansión, con la introducción de nuevos medios de transporte y actividades recreativas. Aunque existen ciertos requisitos para los operadores turísticos, aún no se establecen límites estrictos en cuanto a las áreas de visita o las prácticas permitidas.
Ante esta situación, la ASOC y otras organizaciones ambientalistas instan a implementar regulaciones más estrictas para proteger la Antártida de los efectos del turismo masivo y garantizar su preservación para las futuras generaciones.
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