Barricada

Recordando a Gaspar García Laviana y su legado imperecedero

El 11 de diciembre de 1978, hace 44 años, cayó en combate el cura guerrillero, Gaspar García Laviana, conocido como “Comandante Martín”. 

En 2021, la Asamblea Nacional de Nicaragua lo declaró Héroe Nacional. Fue sacerdote católico, poeta y miembro del FSLN. Junto a Gaspar, también cayeron los compañeros Luis Arroyo, Ricardo Cárdenas, Hernán Guzmán y un compañero colaborador costarricense.

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Entre cristianismo y revolución no hay contradicción.   Cuando se vive la fe de manera auténtica, el cristianismo es profético, está en contra de la opresión y la injusticia de aquellos que se apoderan del trabajo y el salario de los más humildes.   

Como dice la Carta de Santiago, en el Nuevo Testamento dirigiéndose a los explotadores de su tiempo, iguales a los de ahora: “Ustedes, los ricos, lloren y giman por las desgracias que les van a sobrevenir. Porque sus riquezas se han echado a perder y sus vestidos están roídos por la polilla. Su oro y su plata se han herrumbrado, y esa herrumbre dará testimonio contra ustedes y devorará sus cuerpos como un fuego. ¡Ustedes han amontonado riquezas, ahora que es el tiempo final!  Sepan que el salario que han retenido a los que trabajaron en sus campos está clamando, y el clamor de los cosechadores ha llegado a los oídos del Señor del universo.  Ustedes llevaron en este mundo una vida de lujo y de placer, y se han cebado a sí mismos para el día de la matanza. Han condenado y han matado al justo, sin que él les opusiera resistencia”.

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Y esta carta agrega un mensaje de esperanza para los pobres, porque toda opresión y muerte llegará a su fin.   El cristianismo es la esperanza de un nuevo cielo y una nueva tierra, el Reino de Dios que se construye día a día.   Pero, este reino nace con dolores, con sacrificios y luchas.   La sotana y el fusil se unieron en las manos del recordado sacerdote obrero, poeta, guerrillero, Gaspar García Laviana, “Comandante Martín”, que ofrendó su vida el 11 de diciembre de 1978 en Río Mena, Cárdenas, Rivas cuando se enfrentó, junto con otros compañeros, a un grupo de guardias nacionales. Murió en combate de dos disparos, uno en el muslo y otro cerca del corazón.  En uno de sus poemas Gaspar García Laviana, escribió: “A morir, a morir guerrillero, que para subir al cielo hay que morir primero”.  Murió combatiendo en la primera línea, con absoluta confianza en la resurrección del pueblo a una nueva vida, plena de alfabetización, salud, seguridad social, trabajo, equidad, justicia.    En el sacerdote asturiano, misionero y profeta de la vida, llegó a Nicaragua en 1969, trabajando muy cerca del campesinado pobre en Tola.  Su conciencia social y la constante persecución a la que los sometió la guardia somocista, lo llevó a comprender que solo se podía hacer un cambio con lucha armada.   Su cuerpo reposa en el cementerio de Héroes y Mártires en el municipio de Tola, departamento de Rivas, donde cada 11 de diciembre es recordado con peregrinaciones, cantos y flores del campo.   Su espíritu de santo es omnipresente en la vida campesina y su palabra profética anunciando el advenimiento del Reino de Dios aquí en la tierra sigue viva.

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