El amor no solo es el Reino de Dios en la Tierra, sino la primera y fundamental Ley de nuestra fe, aseguró la vicepresidenta Rosario Murillo al concluir el Acto de la XXV Graduación de Cadetes de la Academia de Policía “Walter Mendoza Martínez”.
La vicepresidenta destacó las palabras del Comandante Daniel Ortega, quien evocó “todas las circunstancias que nos ha tocado vivir, enfrentar con valor, y trascender, incluso circunstancias muy dolorosas, no sólo porque nos enfrentamos al desamor, al odio y a lo que conlleva la falta de Espíritu Fraternal, la falta de solidaridad, y la falta de reconocimiento de que todos somos hermanos, de que todos somos prójimo, y de que el principal mandato de nuestra convicción cristiana es amar al prójimo como a nosotros mismos”.
“Ese recorrido de esos días espantosos, borrascosos, de desconsuelo, siempre nos conmueve, porque es difícil aceptar uno, internamente, que pueda haber tanto mal o maldad en algunos corazones que se disponen, por ambición, por traición, por deshonor, por deshonra, a atacar, atormentar y asesinar, destruyendo además a su propio pueblo”, añadió.
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Hizo énfasis en que es “difícil aceptarlo y difícil, todavía más, entender que algunos de esos personajes dicen, digan, o hayan dicho, o dicen todavía ser personas de Fé. Si uno és cristiano, uno sabe que el Amor no sólo és el Reino de Dios en la Tierra, sino la primera y fundamental Ley de nuestra Fé. Y cuando uno ve a algunos odiosos, odiosísimos Personajes que todavía pretenden revestirse de alguna autoridad moral, que lucen sus trajes como disfraces, porque parecen disfrazarse con atuendos que por falta de corazón y de autoridad moral no les pertenecen”.
“¡Cuánto sufrimos!”, exclamó y dijo que “sufrimos porque veíamos a esos personajes sembrar discordia desde el odio, sembrar discordia desde convicciones. Yo no creo que tengan convicción, desde creencias propias de una tradición política somocista que se presentaba en algunos nicaragüenses, y en algunos, como decía el Comandante Daniel, nicaragüenses que decían ser autoridades religiosas”.
“El Somocismo que impregnó a tantos hermanos y hermanas de odio, que impregnó a tantos hermanos y hermanas de desprecio a los más pobres. El Somocismo que era no sólo una filosofía, una práctica y una incultura, sino también una forma de ver el mundo desde una presunta superioridad. Somos superiores decían y, por lo tanto, a nosotros nos pertenece no sólo el derecho, decían, el derecho de oprimir, de asaltar, de excluir, de discriminar, de robar”, aseveró.
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Destacó que “personas que se decían de fe, bendecían esa incultura, esa incorrección, esa inhumanidad. Pero bueno, nos ha tocado aprender que eso existe, y nos ha tocado a través de nuestra historia enfrentar esas terribles y dolorosas verdades, con más trabajo y sobre todo con más corazón, para vivir, a pesar de todo eso, la fe y el amor”.