Barricada

No pudieron doblegarlos: la convicción inquebrantable del matrimonio Barreda

“Cuando voy a servir a los demás, nunca siento cansancio. Cuando veo las necesidades de la gente, esto me impulsa y siento que no tengo derecho a descansar” Mary Barreda

“Entre las cosas que yo detesto sería morir tranquilamente en mi cama y no morir por mis hermanos” Felipe Barreda.

Entre los días 5 y 7 de enero de 1983, hace 40 años, Felipe y María Eugenia Barreda, un matrimonio de cristianos revolucionarios, fueron asesinados por la contra en Nicaragua. Secuestrados el 28 de diciembre de 1982, mientras se encontraban en labores voluntarias como cortadores de café, fueron brutalmente torturados. Jamás lograron doblegarlos.

El Equipo de Barricada te invita a conocer la historia de Felipe y Mary Barreda, ejemplo de convicción inquebrantable y entrega total al Evangelio y a la causa sandinista.

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Una luz que permanece encendida, 40 años después

Conocer la vida del matrimonio Barreda y acercarse al martirio que sufrieron, nos permite comprender que no hay contradicción entre la fe cristiana y el compromiso revolucionario. La convicción de Felipe y Mary, como creyentes y como sandinistas, fue inquebrantable. 40 años después, ellos siguen vivos, su luz permanece encendida en el corazón de los que los conocieron y de los que honran su memoria. Sus vidas ejemplares y la fortaleza con la que enfrentaron atrocidades y vejámenes nos conmueven, pero a la vez nos inspiran a ser mejores.

Inspirados por el Evangelio, entregados a la Revolución

Felipe y María Eugenia Barreda, matrimonio cristiano con seis hijos, se integraron a la lucha sandinista en los años setenta. Iniciaron como colaboradores del FSLN en comité barriales y en las Comunidades Cristianas de su ciudad: Estelí. Su aporte a la causa sandinista fue importante, pero debido al sigilo y compartimentación que exigía la lucha desde la clandestinidad, muy pocos conocían el apoyo que daban a la organización.

“Los Barreda servían de correo, guardaban y distribuían material de propaganda; escondían armas y su vivienda era una importante casa de seguridad donde, incluso sin que lo supieran sus propios hijos, se escondieron muchos guerrilleros, entre ellos Omar Cabezas, Bayardo Arce, José Benito Escobar […]” (1)

En diciembre de 1982, el matrimonio se sumó a un grupo de cortadores voluntarios de café. Eran miles los que se entregaban a esta tarea en todo el país, especialmente en el norte.

Levantar la producción en la zona fronteriza con Honduras era extremadamente peligroso, ya que las bandas contrarrevolucionarias ingresaban desde el lado hondureño para secuestrar y asesinar.

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Sin embargo, el matrimonio Barreda, así como muchísimos jóvenes militantes del FSLN y de la Juventud Sandinista decidieron asumir el riesgo que la tarea conllevaba, porque cortando café aportaban directamente a la economía del país y la cosecha se iba a transformar en recursos que se invertirían en salud, educación, cultura para miles de nicaragüenses.

El grupo de cortadores al que se sumaron Felipe y Mary Barreda fue enviado a una zona cafetalera que distaba solamente dos kilómetros de la frontera con Honduras.

El secuestro y el asesinato

“Según testimonios, Mary y Felipe el 28 de diciembre estaban con un grupo de avanzada de unos 80 cortadores cuando recibieron la alerta de la presencia de la Contra en el sector. Rechazaron el ofrecimiento de ayuda de los jóvenes cortadores del grupo para salir del lugar, diciendo que no valía la pena que arriesgaran sus vidas, porque ellos estaban dispuestos a morir ahí, juntos.

Jóvenes cortadores que cayeron en las manos de la contra pero que más tarde lograron escaparse, cuentan lo que les tocó sufrir a Mary y Felipe.

Fueron arrastrados a punta de golpes hasta territorio hondureño. Los torturaron salvajemente. Felipe había recibido heridas de charneles cuando los contras se tomaron el cafetal. A Mary la violaron varios mercenarios. Un individuo apodado “El Muerto” fue el encargado de torturarlos y de hacerlos pasar la noche desnudos a la intemperie bajo la lluvia helada de la montaña” (1)

Por varios días, el matrimonio Barreda y los otros jóvenes que fueron capturados con ellos, fueron sometidos a constantes interrogatorios. Sufrieron atroces torturas y vejámenes, hasta que los contras los obligaron a rendir declaraciones frente a una cámara. El propósito era difundir las imágenes al exterior, desprestigiando el proyecto sandinista y creando una matriz de opinión a favor de la contra. Pese a que en las grabaciones resultaba evidente que los prisioneros estaban siendo obligado a declarar el falso, los contras creían que el vídeo iba a poder ser usado como instrumento de propaganda a su favor.

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Tiempo después, cuando fue identificado al asesino del matrimonio Barreda, de nombre Pedro Javier Núñez Cabezas, conocido como “El Muerto”, este declaró a los periodistas que los había matado “Porque era imposible quebrarles la moral. No pudimos doblegarlos”.

“A las propuestas de que aceptaran colaborar con nuestra lucha y así salvarían la vida, ellos respondían: Nosotros somos cristianos y somos sandinistas desde hace muchos años y nunca dejaremos de serlo”, explicaba […] “Siempre respondían lo mismo: que eran sandinistas y que andaban recogiendo café para levantar la producción de Nicaragua”.

«Voy a cortar café con todo el amor y el entusiasmo de que sea capaz«

En el libro dedicado al matrimonio Barreda, encontramos una valiosa carta, la última que María Eugenia escribió desde el cafetal.

La envió a Estelí, la hizo llegar por medio de algunas muchachas que dejaron el corte del café, horas antes de que el grupo fuese atacado.

Quien la vio en 1984, afirmaba que era una carta escrita a mano, en letra grande y clara, por detrás de un viejo impreso de arrendamiento sin llenar.

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Llevaba fecha de “24-12-82” y su primera frase es “A mis queridos hermanos del Omar Torrijos”. El “Omar Torrijos” era el barrio pobre al que Mary se entregó en el último periodo de su vida. Y en esa carta les dijo: “… Se me presentó la oportunidad de hacerles (a ustedes) un buen regalo, aunque eso significara no estar (esta Navidad) en cuerpo con ustedes, y es la oportunidad de ir a cortar café estos 10 días y por eso les estoy escribiendo estas cuatro letras, para decirles que aquí tienen mi obsequio para todos ustedes: lo poco que yo pueda cortar, será traducido o mejor dicho convertido, en salud, vestido, techo, caminos, preparación, comida, etc. Y por eso voy a cortar café con todo el amor y el entusiasmo de que sea capaz, y sepan que en cada grano que corte, estarán presentes cada uno de sus rostros, el de sus niños y aun de los que no conozco. Y por ese amor que les tengo, sé que el Señor multiplicara lo que cortemos”.

Como podemos leer en las páginas del libro dedicado a los Barreda: “No exageraba María Eugenia. El café era la gran riqueza de Nicaragua, su oro, uno de sus primeros productos de exportación. Recoger la cosecha de café significa poder hacer efectivos los proyectos de salud, vivienda, alimentación, educación y otros bienes básicos que la revolución subvenciona para las mayorías pobres, con las enormes dificultades de una economía heredada en bancarrota de Somoza, amenazada por el bloqueo desestabilizador de los Estados Unidos y desgastada por la guerra contrarrevolucionaria armada y dirigida por la CIA y la política del presidente Reagan.

Dejar que se pierda la cosecha o una parte de la cosecha de café, es un golpe fuerte para la economía de Nicaragua, para el saneamiento de su deuda externa y para las esperanzas del pueblo en los proyectos de la revolución. Eso lo saben los revolucionarios nicaragüenses, y, en torno a la navidad, se ofrecen desde todos los estratos, edades y oficios para ir en trabajo voluntario a cortar el café, aunque los cafetales cercanos a la frontera con Honduras son “zonas de peligro” a causa de la guerra que penetra desde ese país vecino. Eso lo saben también los contrarrevolucionarios y sus asesores, que montan emboscadas y ataques armados a los grupos civiles de hombres, mujeres y jóvenes que recogen la cosecha de café. Diciembre y enero son, por eso, en la Nicaragua revolucionaria, un tiempo vital que la contrarrevolución armada convierte en tiempo de secuestros y de muertes”.

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La prueba definitiva del amor cristiano y revolucionario

La historia de los esposos Barreda causó gran indignación y dolor en Nicaragua y en el exterior, conmocionando a todos aquellos que se identificaban con la Revolución y manifestaban su solidaridad con el proyecto sandinista.

Mary y Felipe Barreda fueron un ejemplo de convicción cristiana y revolucionaria y a la vez fueron un testimonio de lo que el pueblo de Nicaragua estaba sufriendo por los ataques perpetrados por la contra, fuerza que durante la década de los ochenta fue organizada y financiada por los EEUU.

Los jóvenes revolucionarios que estuvieron con ellos, momentos antes que fueran asesinados, afirmaron en su testimonio que “Don Felipe y doña Mary, para nosotros fueron un ejemplo. Ellos fueron cristianos férreos, cristianos ejemplares integrados a nuestra revolución. Lo pudimos presenciar hasta los últimos momentos de su vida”.

En el libro dedicado al matrimonio Barreda encontramos una frase que sintetiza la vida y la muerte de estos dos mártires, cristianos y sandinistas:

“A Jesús de Nazaret, que borró las fronteras entre lo sagrado y lo cotidiano, que alabó tanto la fidelidad en las cosas pequeñas para poder llegar un día a ser fieles en las cosas grandes; a Jesús de Nazaret, que fue alegre, honesto y luchador, que tuvo tantos amigos y nos enseñó que la prueba definitiva del amor y la amistad es dar la vida, lo vamos a encontrar en la vida y en la muerte de Felipe y Mary”.

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¡Felipe y Mary Barreda!, ¡Presentes, Presentes, Presentes!

Fuentes consultadas:

(1)Revista Correo, n.5, Enero-febrero 2018

(2)No pudieron doblegarlos: la convicción inquebrantable del matrimonio Barreda   https://barricada.com.ni/conviccion-matrimonio-barreda/

(3)Rinden homenaje a Felipe y Mary Barreda en Estelí

https://www.el19digital.com/articulos/ver/titulo:98589-riden-homenaje-a-felipe-y-mary-barreda-en-esteli

(4)Los esposos Felipe y Mary Barreda, mártires cristianos sandinistas ¡Viven!, producción de la Alcaldía del Poder Ciudadano de Managua, a través de la Dirección de Cultura y Patrimonio Histórico. Nota: Todo el libro es escaneado del periódico EL TAYACÁN, producido en 1984: Felipe y Mary Barreda del autor P. Teófilo Cabestrero.