“A 43 Años de haber ingresado en las Páginas Inmortales de la Historia de la Cultura Humana, con el combate triunfal contra el Analfabetismo […] nos cantamos, enarbolando nuestras Banderas en el Amanecer Permanente de nuestra Nicaragua…”
Mensaje del Presidente, Comandante Daniel y la Compañera Rosario
23 de agosto de 2023
El 23 de agosto de 1980, hace 43 años, en Managua, se realizó el Acto de Cierre de la Cruzada Nacional de Alfabetización impulsada por el gobierno revolucionario liderado del FSLN. Del 23 de marzo al 23 de agosto de 1980, tuvo lugar en la Nicaragua Libre, la hazaña educativa de reducir el analfabetismo del 50.35 % al 12.96 %. Partieron los miles de muchachos y muchachas de la Plaza de la Revolución, marcharon a todos los rincones de la patria y el 23 de agosto de 1980, hace 43 años, volvieron a rendir el último parte de la guerra librada contra la ignorancia, en la Plaza 19 de Julio.
Hay fechas inolvidables en la historia de los pueblos que permanecen en la memoria colectiva, enraizadas profundamente como los árboles que crecen a la orilla de los ríos. Eran los años insurreccionales en Nicaragua. Después de una cruenta lucha, los muchachos y muchachas del Frente Sandinista de Liberación Nacional vencieron a la Guardia Nacional, brazo armado de la dictadura somocista, fue el glorioso 19 de Julio de 1979. Más de 50,000 nicaragüenses ofrendaron su sangre generosa para erradicar la miseria, la opresión, alcanzar la libertad primero para construir la patria soñada por nuestros Héroes y Mártires que combatieron desde los años de la montaña, en las ciudades, y en las barricadas de la insurrección final. A su memoria, fue dedicada la CNA. Mujeres y hombres llenos de juventud, semillas de una nueva sociedad. Una generación ejemplar, comprometida ideológicamente con la revolución y sus puntos programáticos.
Uno de los compromisos del Programa Histórico del FSLN, del año 1969, era que después del triunfo revolucionario una de las primeras tareas sería la de llevar a cabo una Campaña de Alfabetización en todo el país, en el campo y en la ciudad, para que la educación se convirtiera en un acto de libertad y no un mecanismo de opresión como había sido durante la dictadura somocista. Desde los primeros días, se organizaron los equipos de trabajo para la organización, logística, capacitación, diseño y elaboración de la Cartilla de Alfabetización y otros materiales. Una gigantesca tarea que fue posible por el espíritu insurreccional y el convencimiento de que no se podía consolidar la revolución sin alfabetización.
La Cruzada Nacional de Alfabetización se realizó en un tiempo récord de cinco meses, del 23 de marzo al 23 de agosto de 1980. El Ejército Popular de Alfabetización (EPA), se movilizó con sus cotonas grises, luciendo en el pecho la escarapela de la cruzada, sus pantalones de azulón, botas militares, mochila al hombro repleta de cartillas, cuadernos, lápices. Llegaron a las casas de las familias campesinas, donde aprendieron los saberes ancestrales para sembrar el campo y producir alimentos, de medicina tradicional, recopilaron cuentos, poemas, historias, aprendieron las danzas y la música campesina.
Se convirtieron en parte de las familias y aprendieron que como enseñó Paulo Freire, “nadie educa a nadie, los hombres se educan entre sí con la mediación del mundo”. Aprender a leer y escribir, fue descubrir un mundo nuevo, analizando la realidad, cuestionándola, para transformarla. Hermoso encuentro intercultural entre los saberes campesinos, populares y los conocimientos de la ciudad. Hermanos del campo y la ciudad, nicaragüenses cobijados por la misma patria.
El 23 de agosto se rindió el parte final. Se logró reducir el porcentaje de analfabetismo de 50.35 % al 12.96 %.Ese día en la Plaza de la Revolución se rindió homenaje a los 59 alfabetizadores y alfabetizadoras que murieron. Los miles de jóvenes resistieron a todo tipo de amenazas y regresaron triunfantes. Nicaragua no volvió a ser la misma, se había forjado la unidad, los hermanos distantes se encontraron en una abrazo fraternal, cerrado, tan cerrado, que todavía se siente en cada corazón de los que estuvieron ahí, y en los que le han dado continuidad.
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