«Heroínas y héroes de Monseñor Lezcano, tenemos realmente tanto nicaragüense que se entregó por el bien de Nicaragua, por la libertad de los derechos de todas las familias nicaragüenses, todos los días estamos conmemorando estas efemérides de nuestro patrimonio histórico, ese patrimonio heroico que nos compromete a servir a nuestra patria, a nuestra Nicaragua victoriosa».
Copresidenta Rosario Murillo
Comunicación del medio día 14 de mayo de 2019
El 14 de mayo de 1977, hace 48 años, esta fecha quedó marcada en la historia del pueblo nicaragüense como un día de sacrificio y resistencia.
Ese día, en el barrio Monseñor Lezcano de Managua, cayeron en combate los compañeros Félix Pedro Picado, Ángela Morales Avilés, Luz Marina Silva, María Mercedes Avendaño y Candelaria Ocampo, enfrentando con valentía la brutalidad de la Guardia Nacional somocista.
Cuatro de los cinco combatientes eran mujeres, valientes y decididas a liberar Nicaragua. A pesar de provenir de distintos lugares y tener trayectorias de vida diferentes, compartían el mismo sueño: ver una Nicaragua justa y libre.
Su lucha demostró que las mujeres desempeñaron un papel fundamental en la Revolución, enfrentando la opresión con coraje y compromiso, y dejando un legado de resistencia que sigue inspirando a las nuevas generaciones.
Entre ellas, María Mercedes Avendaño, obrera originaria de León, se integró a la clandestinidad en 1974 con la intención de formar parte del Comando «Juan José Quezada». Aunque problemas de salud le impidieron participar en la operación, nunca abandonó su compromiso con la lucha. Por su parte, Angelita Morales Avilés, hermana del Comandante Ricardo Morales Avilés, fue una intelectual profundamente comprometida con el pensamiento sandinista. Convocada por el Comandante Carlos Fonseca Amador en La Habana, contribuyó al desarrollo teórico del sandinismo, profundizando en el legado de Augusto C. Sandino.
Estos valientes combatientes no solo lucharon con las armas, sino también con sus ideales, con un profundo amor por Nicaragua y con la convicción de que una patria libre y digna era posible. Su sacrificio no fue en vano: hoy vivimos en una Nicaragua distinta, donde su ejemplo sigue guiando a quienes defienden la soberanía, la paz y el bienestar del pueblo.
Su memoria y su legado no han sido ni serán olvidados. El pueblo nicaragüense les honra con respeto y gratitud, año tras año, recordando su entrega heroica.
Hoy, la Nicaragua por la que ellos lucharon se fortalece con el compromiso de un pueblo que no olvida y que sigue construyendo una sociedad basada en la resistencia contra la opresión y en la defensa de la soberanía, la justicia y la dignidad, porque el pueblo no está dispuesto a volver al pasado.
Fuente: Barricada
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