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Poemas y canciones para el Comandante Ernesto Guevara de la Serna, el Che

Escrito por : Manuel Lucero 9 de octubre de 2025

Credo del Che

Roque Dalton

El ché Jesucristo

fue hecho prisionero

después de concluir su sermón en la montaña

(con fondo de tableteo de ametralladoras)

por rangers bolivianos y judíos

comandados por jefes yankees-romanos.

Lo condenaros los escribas y fariseos revisionistas

cuyo portavoz fue Caifás Monge

mientras Poncio Barrientos trataba de lavarse las manos

hablando en inglés militar

sobre las espaldas del pueblo que mascaba hojas de coca

sin siquiera tener la alternativa de un Barrabás

(Judas Iscariote fue de los que desertaron de la guerrilla

Y enseñaron el camino a los rangers)

Después le colocaron a Cristo Guevara

una corona de espinas y una túnica de loco

y le colgaron un rótulo del pescuezo en son de burla

INRI: Instigador Natural de la Rebelión de los Infelices

Luego le hicieron cargar su cruz encima de su asma

y lo crucificaron con ráfagas de M-2

y le cortaron la cabeza y las manos

y quemaron todo lo demás que la ceniza

desapareciera con el viento

En vista de lo cual no le ha quedado al Ché otro camino

que el de resucitar

y quedarse a la izquierda de los hombres

exigiéndoles que apresuren el paso

por los siglos de los siglos

Amén

«Che»

Julio Cortázar

Yo tuve un hermano
no nos vimos nunca
pero no importaba.
Yo tuve un hermano.
que iba a los montes
mientras yo dormía
mientras yo dormía.

Lo quise a mi modo,
le tomé su voz
libre como el agua,
caminé de a ratos
cerca de su sombra.

No nos vimos nunca
pero no importaba,
mi hermano despierto
mientras yo dormía.

Mi hermano mostrándome
detrás de la noche
su estrella elegida.

Hasta Siempre Comandante

Carlos Puebla

Aprendimos a quererte
Desde la histórica altura
Donde el sol de tu bravura
Le puso un cerco a la muerte

Aquí se queda la clara
La entrañable transparencia
De tu querida presencia
Comandante Che Guevara

Vienes quemando la brisa
Con soles de primavera
Para plantar la bandera
Con la luz de tu sonrisa

Aquí se queda la clara
La entrañable transparencia
De tu querida presencia
Comandante Che Guevara

Tu amor revolucionario
Te conduce a nueva empresa
Donde esperan la firmeza
De tu brazo libertario

Aquí se queda la clara
La entrañable transparencia
De tu querida presencia
Comandante Che Guevara

Aquí se queda la clara
La entrañable transparencia
De tu querida presencia
Comandante Che Guevara

Seguiremos adelante
Como junto a ti seguimos
Y con Fidel, te decimos
Hasta siempre, Comandante

Aquí se queda la clara
La entrañable transparencia
De tu querida presencia
Comandante Che Guevara

Aquí se queda la clara
La entrañable transparencia
De tu querida presencia
Comandante Che Guevara

Esa ola irá creciendo cada día que pase
Esa ola ya no parará más

Che Comandante, amigo

Nicolás Guillén

No porque hayas caído
tu luz es menos alta.

Un caballo de fuego
sostiene tu escultura guerrillera
entre el viento y las nubes de la Sierra.
No por callado eres silencio.

Y no porque te quemen,
porque te disimulen bajo tierra,
porque te escondan
en cementerio, bosques, páramos,
van a impedir que te encontremos
Che Comandante, amigo.

Con sus dientes de júbilo
Norteamérica ríe. Más de pronto
revuélvese en su lecho
de dólares. Se le cuaja
la risa en una máscara,
y tu gran cuerpo de metal
sube, se disemina
en las guerrillas, como tábanos,
y tu ancho nombre herido por soldados
ilumina la noche americana
como una estrella súbita, caída
en medio de una orgía.
Tú lo sabías, Guevara,
pero no lo dijiste por modestia,
por no hablar de ti mismo.
Che Comandante, amigo.

Estás en todas partes. En el indio
hecho de sueño y cobre. Y en el negro
revuelto en espumosa muchedumbre,
y en el ser petrolero y salitrero,
y en el terrible desamparo
de la banana, y en la gran pampa de las pieles,
y en el azúcar y en la sal y en los cafetos,
tú, móvil estatua de tu sangre como te derribaron,
vivo, como no te querían,
Che Comandante, amigo.

Cuba te sabe de memoria. Rostro
de barbas que clarean. Y marfil
y aceituna en la piel de santo joven.
Firme la voz que ordena sin mandar,
que manda compañera, ordena amiga,
tierna y dura de jefe camarada.
Te vemos cada día ministro,
cada día soldado, cada día
gente llana y difícil cada día.
Y puro como un niño
o como un hombre puro,

Pasas en tu descolorido, roto, agujereado
traje de campaña.
El de la selva, como antes
fue el de la Sierra. Semidesnudo
el poderoso pecho de fusil y palabra,
de ardiente vendaval y lenta rosa.
No hay descanso.
¡Salud Guevara!
O mejor todavía desde el hondón americano:
Espéranos. Partiremos contigo. Queremos
morir para vivir como tú has muerto,
para vivir como tú vives,
Che Comandante, amigo.

Si el poeta eres tu

Pablo Milanés

Yo tuve un hermano

No nos vimos nunca, pero no importaba

Yo tuve un hermano que iba por los montes

Mientras yo dormía

Lo quise a mi modo

Le tomé su voz libre como el agua

Caminé de a gatos cerca de su sombra

No nos vimos nunca, pero no importaba

Mi hermano despierto mientras yo dormía

Mi hermano mostrándome detrás de la noche

Su estrella elegida

Si el poeta eres tú

Como dijo el poeta

Y el que ha tumbado estrellas en mil noches

De lluvias coloridas eres tú

Qué tengo yo que hablarte, comandante

Si el que asomó al futuro su perfil

Y lo estrenó con voces de fusil

Fuiste tú, guerrero para siempre, tiempo eterno

Qué puedo yo cantarte, comandante

En vano busco en mi guitarra tu dolor

Y en mi jardín ya todo es bello, no hay temor

Qué puedo yo dejarte, comandante

Que no sea cambiar mi guitarra por tu suerte

O negarle una canción al sol

O morir sin amor

Qué puedo yo cantarte, comandante

Si el poeta eres tú

Como dijo el poeta

Y el que ha tumbado estrellas

En mil noches de lluvias coloridas eres tú

Qué puedo yo cantarte, comandante.

La historia del CHE

Leonel Rugama

El libro de la historia del CHE

hijo de Augusto

hijo de Lautaro:

Lautaro

“lnche Lautaro

apubim ta pu huican”

(Yo soy Lautaro que acabó con los españoles)

casado con Guaconda

y hermano a su vez de Caupolicán (el flechador del cielo)

y de Colocolo

engendró a Oropello;

Oropello engendró a Lecolón,

y a sus hermanos;

Lecolón engendró a Cayeguano;

Cayeguano engendró a Talco;

Talco engendró a Rengo;

Rengo engendró a Tupac-amaru;

Tupac-amaru engendró a Tupac-yupanqui;

Tupac-yupanqui engendró a Tucapel;

Tucapel engendró a Urraca de Panamá;

Urraca engendró a Diriangén de Nicaragua

y este se suicidó

en las faldas del volcán Casitas

para nunca ser capturado.

Diriangen engendró a Adiact

y este fue colgado

en un palo de tamarindo que está en Subtiava

«Aquí murió el último jefe indio»

y la gente de todas partes lo llega a ver como gran cosa

Adiact engendró a Xochitl Acatl (Flor de la caña)

Xochitl Acatl engendró a Guegue Miquistl (perro viejo),

Guegue Miquistl engendró a Lempira;

Lempira engendró a Tecun-Uman;

Tecun-Uman engendró a Moctezuma Iluitamina;

Moctezuma Iluicamina engendró a Moctezuma Zocoyotlzin;

Moctezuma Zocoyotlzin engendró a Cuauhtemoc;

Cuauhtemoc engendró a Cuauhtemotzin

y este fue ahorcado por los hombres de Cortes

y dijo:

«Así he sabido

lo que significa confiar

en vuestras falsas promesas

¡oh malinche! (Cortés)

yo supe desde ese momento

en que no me di muerte

por mi propia mano

cuando entrasteis a mi ciudad

de Tenochtitlán

que me tenías reservado ese destino».

Cuauhtemotzin engendró a Quaupopoca;

Quaupopoca engendró a Tlacopán;

Tlacopán engendró a Huascar;

Huascar engendró a Jerónimo;

Jerónimo engendró a Pluma Gris;

Pluma Gris engendró a Caballo Loco;

Caballo Loco engendró a Toro Sentado;

Toro Sentado engendró a Bolivar;

Bolivar engendró a Sucre;

Sucre engendró a José de San Martín;

José de San Martín engendró a José Dolores Estrada;

José Dolores Estrada engendró a José Martí;

José Martí engendró a Joaquín Murrieta;

Joaquín Murrieta engendró a Javier Mina;

Javier Mina engendró a Emiliano Zapata;

Emiliano Zapata engendró a Guerrero;

Guerrero engendró a Ortiz;

Ortiz engendró a Sandino

Augusto César Sandino

hermano de Juan Gregorio Colindres

y de Miguel Ángel Octez

y de Juan Umanzor

y de Francisco Estrada

y de Sócrates Sandino

y de Ramón Raudales

y de Rufo Marín

y cuando hablaba decía:

«Nuestra causa triunfará

porque es la causa de la justicia

porque es la causa del amor»

y otras veces decía:

«Yo me haré morir

con los pocos que me acompañan

porque es preferible

hacernos morir como rebeldes

y no vivir como esclavos».

Sandino engendró a Bayo;

el esposo de Adelita

del cual nació el «CHE»

que se llama Ernesto.

leonel rugama

gozó de la tierra prometida

en el mes más crudo de la siembra

sin más alternativa que la lucha.