Compartimos con los lectores de Barricada la crónica del 9 de enero de 1987, día histórico en el que se promulgó la nueva Constitución Política de Nicaragua. Hemos rescatado, digitalizándolas, algunas páginas del reportaje especial publicado en ese entonces en las páginas de Barricada impresa.
Plaza atestada. Ojos y oídos de casi toda Nicaragua puestos en el acontecimiento. Un pueblo asistiendo a una victoria. El presidente del Parlamento, Comandante de la Revolución Carlos Núñez Téllez firmó los cuatro ejemplares originales de la Constitución y a invitación suya lo hizo también el Presidente de la República, Comandante de la Revolución Popular Sandinista Daniel Ortega y, ¡se promulgó la Constitución Política de la República! Hora histórica 4:30 pm.
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La conmovedor canción, ese himno nicaragüense “Ay Nicaragua, Nicaragüita…” acompañó el estallido frenético, desaforado, del chocar de miles de sudorosas, callosas, trabajadoras, combativas manos de los nicaragüenses que asistían al nacimiento de una nueva época, la de la institucionalización de la democracia popular, de su democracia forjada con sangre.
Un grito nacido más allá de la fuerza de sus pulmones y de su garganta, salió de entre la multitud y ronco y sonoro, poderoso, altivo y orgulloso, se apoderó de los espíritus patrióticamente radiantes, enardecidamente triunfantes, para caer, estrepitoso, en un violento ¡Poder Popular!, ¡Poder Popular!, ¡Poder Popular!, inacabable, definitivo.
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En aquella conjunción de firmas, documentos, himnos, aplausos, gritos, en el ambiente briosamente solemne, estaba hecho vida el Artículo de la Carta Magna: “El poder lo ejerce el pueblo…” y aquel que sostiene que “el pueblo ejerce la democracia decidiendo y participando libremente en la construcción del sistema económico, político y social que más conviene a sus intereses”.
Asamblea Popular
Un prolongado sonar simultáneo de los redoblantes silenció el murmullo colectivo en la Plaza, y la multitud vio, en medio del silencio, el ingreso del estandarte mayor, de la bandera de Nicaragua, a la presidencia del acto de promulgación de la doceava Constitución Política de Nicaragua, pero de la primera elaborada por el pueblo.
Un combatiente flanqueado por dos más y seguido de otros cuatro, en formación impecable, condujo la bandera hacia el estrado y el Himno Nacional se apoderó de toda la Plaza y sus alrededores, en un sobrio, respetuoso y solemne inicio de uno de los momentos más importantes del proceso de institucionalización de la Revolución Sandinista.
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Era el inicio de una gran asamblea. El Presidente del Parlamento, Comandante de la Revolución Carlos Núñez Téllez, informó que estaban presentes 86 representantes de la Asamblea Nacional, suficiente quórum para iniciar la sesión parlamentaria […]
Luego llegó, de dos en fondo, la Dirección Nacional del FSLN y cada uno de los Comandantes de la Revolución saludó a las masas que vitoreaban a la conducción revolucionaria.
En la tarima estaban las delegaciones de los países latinoamericanos y europeos, así como madres de héroes y mártires, la directiva de la Asamblea Nacional y los presidentes de la Corte Suprema de Justicia y del Consejo Supremo Electoral.
Esculpida en sangre y fuego
[…] A las cuatro de la tarde, el Presidente del Parlamento comenzó su informe al pueblo, recordando que en esa misma Plaza se celebró el día de la victoria sobre el somocismo y de “la apertura hacia la nueva sociedad”.
Evidentemente emocionado, Núñez dijo: “Hoy tengo el grandísimo privilegio (…) de entregarle en sus manos al pueblo, la Primera Constitución Política en esta nueva Nicaragua libre y soberana”, señalando que fue “esculpida en sangre y fuego”.
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Primera Constitución Popular
Con la promulgación de la Carta Magna en esa Plaza histórica quedaron aplastadas las once Constituciones de la mentira, el absolutismo y la ignominia, productos de pactos y de guerras, elaboradas a espaldas del pueblo y con muchos conceptos que no eran más que palabras vacías y que “servían solamente para mantener una realidad económica de explotación”.
Otra historia comenzó ayer con la promulgación de la nueva Constitución que “lejos de tratar de mantener una situación de explotación…institucionaliza una realidad cambiante, donde después del triunfo, el pueblo está tomando posesión de lo que es suyo”.
Elaborada desde las entrañas del pueblo que ha suministrado su contenido, “la Constitución Política que hoy se promulga es la Primera constitución popular de Nicaragua”.
Núñez enfatizó en que “fue redactada, consultada, discutida y finalmente aprobada por representantes electos por el pueblo en los comicios del 4 de noviembre de 1984 en los que participaron siete partidos políticos.
Fue creada una Comisión Especial Constitucional, que recogió una amplísima y variada información de la experiencia constitucional de 18 países y la opinión nacional de siete partidos políticos y de miles de nicaragüenses que participaron en 75 Cabildos Abiertos.
Nicaragua: una escuela cívica
Fueron aquellos días en que jóvenes, mujeres, obreros, campesinos, artesanos, comerciantes, cristianos, combatientes y comunidades indígenas transformaron en escuelas de formación cívica, política, y patriótica los centros de trabajo, las comunidades cristianas, las bases militares, las unidades de producción, los barrios, los mercados, las cooperativas.
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La Comisión dictaminadora Constitucional discutió el proyecto de Carta Magna tomando en cuenta todas estas opiniones y a lo largo de diez semanas, en 49 sesiones de trabajo, los diputados lo discutieron y aprobaron, en lo que “lo medular del proceso constitucional” […]
No es perfecta
El Presidente del Parlamento resaltó que “es una Constitución que al mismo tiempo que deja amplias garantías y deberes individuales en sus diversos aspectos, establece en sus Títulos y Capítulos sobre la economía, la defensa, la educación, al reforma agraria, los mecanismos sociales y gubernamentales necesarios para que se realicen y para defenderlos”.
Igualmente señaló como características bien definidas en la Carta Magna, “el pluralismo político, cuya realidad es la misma Constitución con su proceso de elaboración; la economía mixta, mediante la cual coexiste diversas formas de propiedad; el respeto absoluto de las creencias religiosas y sus manifestaciones; y la garantía de la pluralidad multiétnica del pueblo nicaragüense”.
Pero advirtió “que no es una Constitución perfecta” y por tanto reconoce que los encargados de aplicarla pueden equivocarse, por lo que “pone en manos de la Corte Suprema de Justicia los medios para restablecer su imperio”.
Núñez subrayó que todo este esfuerzo se realizó “en medio de una guerra brutal, inmoral e injusta que nos ha impuesto el gobierno norteamericano y agregó “De ahora en adelante, ningún nicaragüense, sobre todo los jóvenes podrá decir que no hicimos los esfuerzos necesarios para garantizar su futuro”.
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Cumplirla y hacerla cumplir
Reafirmó que la defensa militar es el principal deber de todos los nicaragüenses, así como profundizar en el desarrollo de una política económica de sobrevivencia, pero señaló que también hay que avanzar en las tareas de institucionalización de la Revolución.
Casi al finalizar y en medio de una cerrada ovación, Núñez dijo que aún “agredidos, atacados, masacrados, somos capaces de crear un orden, un Estado de Derecho, una Constitución digna.
“Así construimos nuestro destino. Este es nuestro pueblo, presente en su creación, elaboración y promulgación. En su respaldo se encuentra la voluntad de cumplirla y hacerla cumplir. Al elaborar esta Constitución, Nicaragua es más libre, soberana e independiente, demuestra su vocación de paz y de lucha”.
Evocando a Sandino, a quien llamó ciudadano eterno de Nicaragua, y a Carlos Fonseca, afirmó, “¡Hemos cumplido!” y agregó: “Elaboramos, debatimos y aprobamos la Constitución, y ¡Aquí no se rindió nadie!
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Texto digitalizado por: Cecilia Costa