Barricada

Cortázar y su relación especial con Nicaragua

El día de hoy recordamos la figura y el legado de Julio Cortázar, escritor e intelectual argentino, quien pasó a otro plano de vida el 12 de febrero de 1984, hace 39 años.

NOTICIA PARA VIAJEROS

Si todo es corazón y rienda suelta

y en las caras hay luz de mediodía,

si en una selva de armas juegan niños

y cada calle la ganó, la vida,

no estás en Asunción ni en Buenos Aires,

no te has equivocado de aeropuerto,

no se llama Santiago el fin de etapa,

su nombre es otro que Montevideo.

Viento de libertad fue tu piloto

y brújula de pueblo te dio el norte,

cuántas manos tendidas esperándote,

cuántas mujeres, cuántos niños y hombres

al fin alzando juntos el futuro,

al fin transfigurados en sí mismos,

mientras la larga noche de la infamia

se pierde en el desprecio del olvido.

La viste desde el aire, ésta es Managua

de pie entre ruinas, bella en sus baldíos,

 pobre como las armas combatientes,

rica como la sangre de sus hijos.

Ya ves, viajero, está su puerta abierta,

todo el país es una inmensa casa.

No, no te equivocaste de aeropuerto:

entra nomás, estás en Nicaragua.

(Managua, febrero de 1980)

Julio Cortázar, nació en Bruselas el 26 de agosto de 1914 y falleció en París el 12 de febrero de 1984.   Pudo nacer en cualquier otro lugar como él mismo dijo alguna vez, pero por ser hijo de un diplomático argentino le tocó nacer en Bélgica.  Desde los seis años vivió sin su padre, que abandonó el hogar siendo criado por una madre comprensiva, que supo guiar su pasión por la lectura y la escritura desde la niñez.   Su primera formación, luego que regresara a la Argentina, fue la de maestro en el año 1932.   En 1935, inició estudios de Filosofía y Letras y se dedica a dar clase y redactar ensayos de crítica literaria. 

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Pionero de la nueva literatura latinoamericana

Sus primeras obras son influenciadas por surrealismo, y particularmente por Jorge Luís Borges.  En 1938, publicó su colección de sonetos con el título de Presencia, que firmó con el seudónimo de Julio Denis.    A mediados de la década de los años cuarenta del siglo pasado, pro problemas políticos, dejó su trabajo de profesor en la universidad y comenzó la publicación de artículos y relatos en distintas revistas literarias.  Se formó como traductor de inglés y francés y se trasladó a París, donde laboró en la oficina de la UNESCO.   Desde el inicio de su exilio en 1951, se dedicó a viajar y hacer traducciones de autores que influyeron en su obra, como Edgar Allan Poe, cuya influencia se denota en sus obras Bestiario (1951).

En 1961, publicó su obra maestra, Rayuela, recibida con entusiasmo por lectores de toda Latinoamérica, que lo une a otros grandes escritores como Juan Rulfo, Miguel Ángel Asturias, Gabriel García Márquez, Carlos Fuentes, Mario Vargas Llosa, en la creación de una nueva literatura, que rompía la tradición europeísta. Propuso de esta forma, una creación propia, inspirada en la realidad latinoamericana.   Estos escritores que creaban en pobreza y soledad, son los que los editores denominaron como el “Boom” de la literatura latinoamericana, los escritores de la corriente del realismo mágico.

De famas y cronopios

Fue en 1952 que Cortázar usó el termino “Cronopios”, en un artículo fechado en 1952 en el que reseñaba un concierto de Louis Armstrong en París.  La idea vino a su mente cuando tuvo una visión de globos verdes, que flotaban alrededor de la sala del Teatro en los Campos Eliseos.    Una década después, en 1962, publicó el libro “Historia de cronopios y famas”.  Los cronopios, según Cortázar, son “criaturas idealistas, sensibles e ingenuas. De esta manera se diferencian de otros seres imaginados por el escritor, como los famas (pretenciosos y formales) y las esperanzas (aburridas e ignorantes)”.   El querido Julio Cortázar, puro y noble, es el ejemplo perfecto de como son los Cronopios.

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El encuentro con la Revolución

Su opción militante por el socialismo como alternativa a la inmisericorde explotación del hombre por el hombre, la encontró en la triunfante revolución cubana.   Visitó Cuba en los años sesenta y sus convicciones políticas se afirmaron, manteniendo una actitud coherente durante toda su vida.

Cuando el octubre de 1967 el comandante Ernesto Che Guevara, cayó combatiendo en las selvas bolivianas, Cortázar escribió una bella elegía bajo el hermoso título de “Yo tuve un hermano”, y anunciaba que la juventud seguiría ese camino libertario, era el tiempo de los movimientos de liberación nacional, tiempos de guerrillas, poesía, cantos y combate.    En 1968, se alzaron los jóvenes en París, en Tatleloco (México), y decía Cortázar que cada uno de esos jóvenes era el Che Guevara.

Cultivó una relación especial con Nicaragua, a la que amó profundamente en su espléndida sencillez, hizo una serie de viajes antes del triunfo del 19 de Julio de 1979 y posteriormente, como cuando participó, junto a un grupo de distinguidos intelectuales en una vigilia en la comunidad de Bismuna en 1982, cuando los ataques de la contrarrevolución arreciaban.  Estuvo allí para abogar por la paz y para que terminará la intervención extranjera.   Uso su máquina de escribir para defender la Revolución Popular Sandinista, porque según él, se tenía que contrarrestar la prensa mercenaria.   Durante todos estos tiempos, mantuvo una fraternal amistad con el comandante Tomás Borge, con quien compartía el oficio de escribir.

Su querida esposa la escritora Carol Dunlop, que lo acompañó en estos viajes siendo su co-creadora, falleció el 2 de noviembre 1982, dejándolo devastado.  Menos de dos años después, Julio Cortázar la siguió hasta el infinito.

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Yo tuve un hermano

(Al Che Guevara)

No nos vimos nunca

pero no importaba.

Yo tuve un hermano

que iba por los montes

mientras yo dormía.

Lo quise a mi modo,

le tomé su voz

libre como el agua,

caminé de a ratos

cerca de su sombra.

No nos vimos nunca

pero no importaba,

mi hermano despierto

mientras yo dormía,

mi hermano mostrándome

detrás de la noche

su estrella elegida.